Corrupcion, Inc.
Odebrecht, empresa que en su momento llegara a ser una de las constructoras transnacionales de mayor volumen de ventas en el mundo, con una fuerza laboral de 180.000 empleados operando en tres continentes, acabó de llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Deberá pagar la mayor multa jamás cobrada por corrupción comprobada de soborno a funcionarios de 13 países: ¡tres mil quinientos millones de dólares!
La División de Operaciones Estructuradas de la empresa operó, según reza el texto del acuerdo, como el departamento encargado de coordinar, autorizar y ejecutar los pagos de coimas que, en el caso de la denuncia, suman $788 millones, y entre los casos citados suman $35,5 millones y más por pagos hechos en Ecuador.
La marca Odebrecht se volvió ubicua a lo largo y ancho del Ecuador, construyendo autopistas, puentes, proyectos hidroeléctricos, de riego, trasvases, poliductos, ejecutando la preparación del terreno de la refinería de Manabí, y más recientemente, el metro quiteño. En total, los contratos suman alrededor de $1.400 millones.
El informe recoge el pago de sobornos y coimas “a altos funcionarios del Gobierno de Ecuador” en los años 2007 y 2008, para obtener beneficios en exceso de $116 millones. Se pudo resolver así serios problemas de gestión producidos a raíz del fracaso del proyecto hidroeléctrico San Francisco. Fue el propio presidente Lula, quien hoy enfrenta cinco acusaciones por corrupción precisamente con Odebrecht, el que se apersonó para, de mandatario a mandatario, resolver el “impasse” de la empresa con el Gobierno nacional.
En 2010 Odebrecht fue proclamada como “la empresa familiar mejor manejada del mundo” por una prestigiosa escuela de negocios de Suiza. Largo ha sido el trecho de descomposición recorrido por la compañía y sus ejecutivos. Pero Brasil ha frenado en seco la corrupción, habiendo la justicia independiente enfrentado con contundencia al poder político.
Es hora de que Ecuador se refleje en ese ejemplo, pues los tentáculos de Corrupción, Inc., ciertamente llegaron acá, costándole una fortuna a los contribuyentes y al pueblo ecuatoriano, para enriquecer a quienes han violado la confianza y roto el compromiso de honestidad que debe regir los actos de todo gobierno.