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Correa vuelve a una provincia temblorosa

Las réplicas movieron al presidente Rafael Correa hasta Esmeraldas. La provincia fronteriza fue el epicentro de los sismos de 5,9 y 6,3 grados en la escala de Richter que, la noche del domingo último, recordaron al país la magnitud del terremoto del 16

Autoridad. El presidente recorrió ayer la zona de Muisne, epicentro de las fuertes réplicas del domingo.

Las réplicas movieron al presidente Rafael Correa hasta Esmeraldas. La provincia fronteriza fue el epicentro de los sismos de 5,9 y 6,3 grados en la escala de Richter que, la noche del domingo último, recordaron al país la magnitud del terremoto del 16 de abril.

Correa decidió ayer la extensión del estado de excepción “hasta que finalicen las réplicas” sobre las provincias más afectadas, Manabí y Esmeraldas. En esta última fallecieron dos personas tras los movimientos telúricos, según las autoridades locales consultadas por EXPRESO.

En Muisne (Esmeraldas), donde se originó el temblor, dos casas registraron colapso de paredes y dos derrumbes obstaculizaron la circulación en la carretera Muisne-Esmeraldas, un puente, tres postes y las vías peatonales fueron reportadas como afectadas.

Más allá de eso, en Muisne queda el pánico.

Todos en la isla hablan sobre lo ocurrido la noche del domingo y se muestran temerosos de que se repitan las réplicas.

Nixon Sosa, un motorista de la zona, que emprendió ayer la evacuación de una isla que, desde abril pasado sufre embarques y desembarques a cada temblor, mantiene dos maletas siempre listas para salir de la zona en momentos de peligro.

“Cuando sentimos el primer sismo, a las 21:00, mi esposa, yo y mis 2 hijos salimos al muelle a tomar una embarcación para irnos al albergue. Llevábamos las dos maletas y estábamos por subir a la lancha cuando se vino el otro temblor”, dijo.

Sosa regresó la mañana de ayer a su tienda de abarrotes y encontró gran cantidad de artículos caídos en el suelo. “Se me quebraron frascos de café y mermelada, se cayeron muchos envases, especialmente champú y desodorantes. Pero lo importante es que saqué a mi familia de aquí”, dijo.

El temor, sin embargo, no se quedó en el epicentro. Unos cuantos kilómetros al sur, en la capital provincial, centenas de esmeraldeños hacían tiempo en el centro de la ciudad, durante la madrugada, acompañándose después del susto.

“Yo pensaba que esto no se iba a repetir”, dijo Sacoto Cevallos, uno de los muchos que pernoctó en la Plaza Cívica de Esmeraldas junto a más de 500 personas que se aglomeraron en ese lugar buscando refugio luego de las dos fuertes réplicas. “Vivo a orillas del río Esmeraldas y aunque casi todos los días hablamos de lo que tenemos que hacer en caso de un terremoto, uno nunca está preparado para algo así”, confiesa, ya a salvo.

En el centro de la ciudad, el parterre central de la avenida Eloy Alfaro estaba lleno de gente, sillas, colchones y carpas de cientos de familias que evacuaron sus casas ante el temor de nuevas réplicas.

“Vamos a dormir en este lugar, yo no pienso regresar a mi casa, si pudiera irme de Esmeraldas a otro lugar lo haría, tengo mucho miedo”, dice una madre de tres hijos, Carol Angulo, abrazada a estos.

La Plaza Cívica era pura oscuridad. Solamente la luz de una pantalla de publicidad iluminaba a los aterrizados esmeraldeños que se repartieron el espacio para dormir. O para intentarlo, al menos.