Es vergonzoso el silencio que el gobierno guarda en relación a la tragedia venezolana, pues mas allá de ideologías políticas que muchas veces llevan al desastre como en este caso, debe primar la solidaridad para con un pueblo que sufre los problemas conocidos, pues se trata de delitos de lesa humanidad cometidos por el gobierno venezolano. No sé si esto esté tipificado, pero dejar a un pueblo morir de hambre y de enfermedad, no tiene otro nombre. Es atroz observar cómo el fanatismo político ciega (a su conveniencia) a nuestras autoridades, cuando los hechos están a la vista, no solo en Venezuela, sino en los países donde se practica el nefasto socialismo siglo XXI, incluso el nuestro, solo se ve retroceso, corrupción, pobreza y más.

Esta es otra barbaridad diplomática que no se compagina con los enunciados del presidente Moreno sobre democracia y un largo etc., acompañado de sonrisas y palabras conciliadoras. Preferiría ver hechos concretos como eliminar de su entorno a los funcionarios heredados del gobierno anterior cómplices de las desastrosas acciones que se tomaron a lo largo de diez años y cuyas consecuencias estamos sufriendo, por lo que no podemos, lógicamente, esperar aciertos de su parte. Nuestro país cuenta con muchas personas calificadas, honestas, trabajadoras, cultas y preparadas para asumir las diversas funciones que requiere la buena marcha del país, y es a ellas a quienes se debe acudir, no a los oportunistas de siempre.

Margarita Illingworth de Becerra