Sitio. Las víctimas fueron amarradas a un poste de luz de la comunidad de Cullitagua, donde los quemaron.

Comuneros enmudecen a un dia de linchamiento

La Fiscalía inició una investigación para dar con los presuntos responsables del asesinato. Familiares de víctimas piden justicia

Los familiares de los dos jóvenes que fueron quemados en el caserío Cullitagua de la parroquia Constantino Fernández, parroquia de Ambato, provincia de Tungurahua, piden justicia y que se detenga a quienes aprehendieron, ataron y quemaron a sus allegados.

Un día después de lo sucedido en la aldea, ubicada a 40 minutos del cantón, ningún comunero habla de lo ocurrido a Dennis Miniguano y César Patricio Tipantaxi. Ambos fueron aprehendidos en la madrugada del martes; y, a las 09:00 de ese día, fueron llevados hasta una calle principal, donde los ataron a un poste. Al sitio llegaron comuneros de diferentes sectores cercanos que acusaban a los muchachos del supuesto robo de una camioneta.

Entre la euforia del momento, los bañaron con gasolina y les prendieron fuego. Uno de ellos logró salvarse porque la familia se peleó con todos y cortaron las ataduras; mientras César murió quemado porque pese a que intentaron ayudarlo no lo lograron. Lo habían amarrado con alambres.

Zoila Maisanche, tía de Dennis, mencionó que han identificado a dos personas que ocasionaron el alboroto y los acusaron de robo. “Ellos no estaban robando, todo fue por una pelea y los quemaron. Queremos justicia. Ya pusimos la denuncia para que detengan a los culpables. Mi sobrino está grave y tememos por su vida”, dijo.

Galo Vinueza, director médico del Hospital Regional, informó que el herido tiene el 54 % de quemaduras desde el cuello, tórax y extremidades y está con pronóstico reservado.

Rosa Chávez, conviviente de César Tipantaxi, aseguró que su marido estaba tan borracho que era imposible que estuviese robando. “No mataron a un animalito y quienes lo hicieron deben ser castigados. Ahora solo pido que me entreguen el cuerpo para sepultarlo, porque ni eso puedo hacer”, mencionó sollozando.

Ramiro Ramos, presidente de la junta parroquial, afirmó que los robos en la parroquia son constantes por lo que, al parecer, los habitantes se cansaron. Lamentó lo ocurrido y presume que fueron directivos de varios cabildos los que decidieron la sanción.

El fiscal provincial de Tungurahua, Édison Villegas, rechazó que en la provincia se haya dado ese tipo de ajusticiamiento. “Como Fiscalía creemos en una sociedad organizada y civilizada. Pondremos todo el empeño necesario para que este caso no quede en la impunidad. No podemos tomarnos la justicia por nuestras propias manos, por eso existen leyes. Se debe confiar en el sistema”, recalcó el fiscal.

Agregó que ante la cólera de la gente, hasta los policías se vieron imposibilitados de actuar. Se realizan las investigaciones para identificar a los responsables del asesinato.