Referencial. Los investigadores recomiendan seguir consumiendo las carnes rojas y cárnicos procesados.

Comer carne roja no seria tan malo como creiamos

Una investigación contradice múltiples estudios que durante décadas han señalado que reducir su consumo previne el cáncer y las enfermedades cardíacas.

Hasta hace unos días había cierto consenso sobre los daños que ocasionaba a la salud el consumo de carne roja y procesada, pero lo que parecía una verdad nutricional aceptada, sufrió un duro revés con la publicación de una nueva guía dietética en la prestigiosa revista Annals of Internal Medicine.

Una nueva investigación internacional concluye, tras una revisión de decenas de estudios, que los beneficios para la salud de reducir el consumo de las carnes rojas y procesadas son pocos y no suficientes para decirle a la gente que deje de ingerirlas, y sugieren que la población adulta continúe con su actual consumo de carne roja y cárnicos procesados.

Igualmente, los investigadores concluyen que la calidad de la evidencia que relaciona la carne con las enfermedades cardiovasculares y la diabetes era “muy baja”.

“Hay reducciones de riesgo muy pequeñas de padecer cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes, y además la evidencia es incierta”, dijo Bradley Johnston, profesor de epidemiología en la Universidad Dalhousie de Canadá y director del grupo NutriRECS que elaboró las directrices.

El estudio cuestiona así las directrices que durante años han defendido la Organización Mundial de la Salud, la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer y de la Asociación Estadounidense del Corazón.

El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS asegura que la carne procesada es cancerígena, mientras que la carne roja es “probablemente cancerígena”, y tras conocer los recientes lineamiento, aseguró que no cambiará su consejo.

“Mantenemos nuestra confianza en la rigurosa investigación realizada durante 30 años”, dijo su directora de investigación, Giota Mitrou.