Los comandos de la Brigada ‘Patria’ no paran la preparacion

En la Brigada de Fuerzas Especiales ‘Patria’, de Latacunga (Cotopaxi), hay dolor. El martes, el accidente del avión Arava, de fabricación israelí, segó la vida de 22 militares de las tres ramas de las Fuerzas Armadas.

Nueve oficiales y siete voluntarios eran de ese reparto militar. Tenían diferentes grados: teniente coronel, mayores, capitanes, sargentos y cabos.

“Siempre listos” es el lema que los distingue. Una clase especial de soldados, reseña la historia de las Fuerzas Especiales. “Es un gran impacto porque era gente muy profesional, expertos con mucha experiencia. La pérdida impacta a nuestra brigada por la experiencia que ellos tenían”, son las palabras del coronel Fabián Fuel, comandante de ese recinto militar, que llora a sus muertos.

A todos los recuerda con orgullo. Eran jefes y maestros de salto que cumplieron anteriormente otros cursos inferiores de paracaidismo y comando.

Fuel dice, ante la pérdida, que ellos están preparados para eso. “Sabemos que nuestra profesión militar es de riesgo”.

Los especialistas saben que cada salto es diferente. Cuando se equipan y suben a una aeronave para saltar, saben que hay riesgo. Pero Fuel recuerda que “no fue saltando” como se fueron sus especialistas.

Su muerte fue como pasajeros en un avión. “Eso le estamos explicando a la gente y nosotros continuaremos normalmente con nuestro entrenamiento porque para eso estamos preparados”, señala Fuel.

En la Brigada hay trámites para contribuir con la Junta Investigadora de Accidentes (JIA) y esperarán los resultados de esas pericias para saber qué pasó con el Arava que se llevó la vida de sus compañeros.

Hasta tanto, los equipos de los comandos ya están en la Brigada ‘Patria’, en custodia, y no se tocarán hasta que la junta investigadora los revise.

La Brigada de Fuerzas Especiales número 9 ‘Patria’ se denominó así en 1987. Los primeros 45 soldados que hicieron un curso de comandos se prepararon durante 20 semanas en 1957.

Luego del deceso de los 22 militares, los mensajes de compañeros, amigos y esposas no se han detenido. Siguen llenando baúles de recuerdos de sus seres queridos. Circulan por todas las plataformas de comunicación posibles: tuits, mensajes de texto, de Facebook, Instagram...

“Si supieran que nuestros besos son para despedidas y nuestros abrazos pidiendo un regreso. Que nuestras salidas no son al cine sino a un cuartel, o nuestras comidas no son a un restaurante sino a un parapeto”, escribió la esposa de uno de ellos.

“Que si siempre jugamos un buen fútbol o vóley en los cuarteles... sí!!!... que si disfrutamos de un par de cervezas los días viernes... también!!!... porque nosotros celebramos cada vez que un avión aterriza sin novedad...”, fue el mensaje de otro compañero.

“Hoy se desprenden a lo etéreo queridos camaradas... y aunque es triste... se fueron de este mundo como pocos... haciendo lo que nos gusta!!! Hasta siempre comandos! Nos reagruparemos a librar nuestra última batalla!”, publicó otro.