Y la clase media a donde va...

En las sociedades democráticas del mundo moderno hay afirmaciones que son reales y certeras. Una de ellas es la que expresa que la clase media, por su ubicación, interés y objetivos, constituye el sector socioeconómico, político y cultural de mayor importancia en la vida de ellas, pues se le atribuyen más responsabilidades y tareas. No las busca. La colectividad se las asigna. Ella se ha acostumbrado a no eludir esas demandas sociales y políticas.

Esos “encargos” a veces son penosos. Como cuando la economía está en crisis y la “receta” que se elige para atenderla, eludirla, resolverla, ocultarla y hasta para prolongarla, siempre deja fuera de la “recuperación” a la clase media. Esto fue lo que pasó en nuestro país en los ochenta y noventa del siglo pasado, con los llamados programas de “ajuste y estabilización macroeconómica” de los organismos multilaterales (FMI, BM, etc.).

Esas recetas excluyeron a esta clase y a los sectores populares. “Los aplastaron” y terminaron empobreciéndolos. Por eso la clase media se radicalizó al extremo, hasta convertirse en antineoliberal. Así terminó apoyando y siendo parte de la inteligencia, intelectualidad y burocracia del llamado socialismo del siglo XXI. Al mismo tiempo que en Venezuela generaba resultados desastrosos.

En el país, la clase media ha tenido roles importantes para la recuperación de la democracia desde 1979. Creó nuevos partidos ideológicos (hoy desaparecidos), que hicieron pensar de otra manera la política. Propuso modernas ideas para hacer una economía de justicia redistributiva. Puso en el escenario económico, social, político y cultural un proyecto de modernización, etc. En síntesis, ha sido actora y protagonista fundamental de la vida económica y sociopolítica del país.

Fue afectada severamente por la crisis de la deuda y la alta inflación (1999-2000). Se recuperó y reconfiguró con la dolarización. Ayudó a su estabilización. Hoy está nuevamente ante una situación económica grave (que algunos líderes insisten en no llamarla crisis). Por eso, ante el próximo escenario electoral cabe preguntarse: ¿qué hará la clase media para defender lo que la dolarización le posibilitó conseguir desde el 2000 al presente? De lo que ella decida política y electoralmente, dependerán mucho la situación y perspectivas futuras del país.