Clase y gOl
Cristian Ramos (Emelec) no es dogmático sino práctico. Central de reflejos alerta, presión y recuperación de pelota. Sabe dónde está cada uno de sus compañeros antes del anticipo. Ágil y preciso en el apoyo corto. Encima al oponente, prescinde tanto de la prisa como del miedo. Es sobresaliente contrarrestando, ahí está el origen de su fortaleza. Sabe interpretar las señales del partido. Nunca se queda sin salida. Organiza y distribuye juego desde atrás. Dominador de área. Gran cabeceador. Para Ramos, ganar no es importante, es lo único.
Walter Chalá (14) es la llave de la jugada que percibe con olfato de goleador. Un alarde de inspiración, donde, primero esconde la pelota, luego la muestra y engaña. En la espera de la oportunidad, su pasividad es tan elocuente. No marca goles iguales. Parece que va a rematar, y regatea; parecería que va a conducir, y remata. Con el cuerpo le da una información al oponente y con el pie cambia. El ritmo se acelera, la sangre también. Hábil y veloz en distancias largas, para él la pelota es un pincel de alta precisión. Tiene la perseverancia y el oficio del atacante que ve la grieta.
Michael Estrada (18) es un jugador diferente a lo convencional en lo anímico y táctico, saca respuestas de lugares impensados. Sorprende su velocidad e impacto. Crea su espacio para maniobrar y el hombre marca queda pasado de la jugada. La posibilidad siempre está abierta para él. Va amenazando con la gambeta, ve el arco grande. Corre detrás de balones peligrosos, si los alcanza se convierten en gol. Está en el lugar indicado en el momento oportuno. Eje del ataque. Rápido como un trueno.