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Los claroscuros del poder

Desde afuera, como observador externo, se percibe a “lo político”, según lo concibe -un siempre actual- Nicos Poulantzas, cómo “un contexto de crisis hace de las relaciones de fuerzas, formas políticas que diseñan nuevas vinculaciones de poder cuando el Estado se encuentra en proceso de transición” como le sucede ahora al gobierno de Moreno. Que ha pasado por situaciones extremas: de la subestimación por una imaginada dependencia al caudillo al reconocimiento de su autonomía relativa; o, de las expectativas generadas a una situación de insatisfacción, principalmente por parte de ciertos actores políticos, como los opositores a rajatabla y los cortesanos ultracorreístas; y, empresariales, los “millennials” del gremialismo corporativo.

En un escenario aparentemente complejo y poco transparente se observan varios enfrentamientos desiguales y reñidos, que expresan las tensiones en el bloque al poder, en la acepción gramsciana, por asegurar prebendas y espacios de poder en un régimen en situación de cambio, que está reescribiendo su proyecto político y asegurando sus fuerzas sociales de apoyo. Entre estas situaciones identificamos:

1) El diálogo entablado con los grupos empresariales, que lo que ha expresado es el maximalismo reprimido de estos que quieren ganar más, pero sin entender que la coyuntura actual es predominantemente política antes que económica. 2) La equivocación de los asesores presidenciales al no haber cambiado al equipo económico del gobierno, lamentablemente las medidas económicas adoptadas son de un rancio y equivocado continuismo, no sirven para enfrentar la profunda crisis y desgobierno heredados. 3) El aprovechamiento del faccionalismo ultracorreísta, que por cualquier medio o forma torpedea el accionar cotidiano del gobierno, principalmente en la Asamblea Nacional. La ruptura definitiva pasa por la lucha y apropiación de AP, que se ventilará con la presencia del caudillo en una ilegal reunión acorde con la prepotencia de este. En este escenario complicado, los actores deben entender la direccionalidad del momento político y el gobierno negociar sin mucho ceder.