Apuros. Trabajadores del Gobierno afectados solicitan puestos temporales en una feria de trabajo en Virginia.

El cierre del Gobierno bate record en EE. UU.

Tuits. Trump aseguró ayer que el cierre podría resolverse “en 15 minutos” si aceptan el muro. “Estoy en la Casa Blanca listo para firmar una ley”, remarcó.

La parálisis parcial del Gobierno de Estados Unidos causada por un enfrentamiento sobre el financiamiento del muro fronterizo propuesto por el presidente Donald Trump pasó a ser la más prolongada de la historia del país ayer, al llegar a 22 días.

El “shutdown”, que se inició el 22 de diciembre, superó el récord anterior de 21 días, alcanzado en 1996 durante el mandato de Bill Clinton.

El motivo actual es la falta de acuerdo entre Trump, que exige destinar $ 5.700 millones para construir un muro en la frontera con México, y la oposición demócrata en el Congreso, que se niega a liberar esos fondos para un fin que considera “inmoral”, caro e ineficaz para combatir la inmigración ilegal.

El Congreso añadió más leña y aplazó, como mínimo hasta mañana, una sesión prevista para el viernes en la tarde. Por lo que los cerca de 800.000 funcionarios federales estadounidenses afectados por el cierre gubernamental -desde agentes del FBI, a controladores aéreos y trabajadores en museos- no recibieron por primera vez sus salarios el viernes. La mayoría de ellos cobra cada quincena, y recibió su última paga a finales de diciembre. “Tenemos facturas por pagar. Tenemos que pagar nuestras hipotecas”, se quejó Anthony, un trabajador público de la Guardia Costera.

La Cámara de Representantes aprobó el viernes una ley, ya validada por el Senado, para garantizar que los funcionarios cobren con carácter retroactivo el salario una vez termine el “shutdown”. Ahora le corresponde a Trump promulgarla.

Esta ley no beneficia a los millones de trabajadores por contrato también afectados.

Paradójicamente, el conflicto debilita un pilar central de la política migratoria: los 62 tribunales especializados en los casos de extranjeros en situación irregular, ya de por sí totalmente congestionados.

“Si no están aquí por un caso de detención, levanten la mano”. Un montón de brazos se extienden en el tribunal de inmigración de Arlington, cerca de Washington. “Sus audiencias fueron canceladas por el ‘shutdown’, pueden irse a casa”, explica la funcionaria, en inglés y español.

Salvo las relativas a detenciones, todas las demás audiencias han sido suspendidas y no están enviando notificaciones.

“Hicimos un largo viaje, tuvimos que reservar una habitación de hotel, mi hija faltó a la escuela”, explicó una salvadoreña, quien prefirió no dar su nombre. “Ahora mi caso (una solicitud de naturalización) está atascado”. A su lado, su hija de 11 años que la acompañó dijo: “Es duro saber que tu madre podría tener que dejarte”.