El río Canandé serpentea entre las verdes montañas del cantón Quinindé, en la provincia de Esmeraldas. En sus orillas, se asientan varias comunidades de la etnia chachi, una de las pocas que sobreviven en la Costa norte de Ecuador. Reconocen que las cosas han cambiado mucho en los últimos años, debido a la influencia de la sociedad mestiza, la presión de las empresas madereras y mineras, la deforestación, la contaminación y el cambio climático, pero ellos se mantienen.

Los chachis se autodenominan ‘gente de verdad’, dice Wilson Añapa, dirigente de la comunidad Naranjal de los Chachis, localizada a unos 40 minutos del centro poblado de Quinindé. Ellos se basan en la agricultura de subsistencia y el aprovechamiento de los recursos naturales del bosque.

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“Nosotros sembramos maíz, yuca, plátano, cacao, café, frutas. También criamos gallinas, cerdos, vacas. Y cogemos lo que nos da el monte: madera, palma, bejuco, paja, miel, caza, pesca”, explica José Miguel, que se muestra orgulloso de su cultura y de su forma de vida.

Una de las adaptaciones más notables es la participación de las mujeres chachis en la economía monetaria, que antes era exclusiva de los hombres. “Ahora, las mujeres también salen a vender sus productos al pueblo, a las ferias, a las cooperativas”, cuenta José Miguel, quien respeta y valora el trabajo de las mujeres de su comunidad.

Otra adaptación es la incorporación de la educación formal, que antes era rechazada por los chachis, que preferían transmitir sus conocimientos de forma oral y práctica. “Ahora, los niños y las niñas van a la escuela, aprenden a leer y a escribir, a hablar español, a usar la computadora. Algunos hasta han ido al colegio, a la universidad, a otras ciudades. Eso está bien, porque así pueden defender sus derechos, su territorio, su cultura”, dice José Miguel, que confía en que sus hijos e hijas mantengan su identidad chachi.

La identidad chachi se expresa en sus costumbres, tradiciones y cultura, que se han conservado a lo largo de los siglos, a pesar de las adversidades. Los chachis practican el cristianismo, pero con elementos de su religión ancestral, basada en el respeto a la naturaleza y a los espíritus. Celebran fiestas como el Inti Raymi, el carnaval, la Semana Santa, el Corpus Christi, el Día de los Difuntos, la Navidad, el Año Nuevo, con música, danza, comida y bebidas típicas.

El medio de movilización en muchos de los casos es la vía fluvial a través de canoas con motores fuera de borda y a remo.

Otra de las costumbres chachis es la celebración de las fiestas, aún las llevan a cabo con instrumentos autóctonos, como la marimba, el cununo y el guasá. Estos instrumentos, de origen africano, fueron adoptados por los chachis desde la época colonial, cuando convivieron con los esclavos negros que escaparon de las plantaciones. La música y el baile son parte esencial de la vida chachi, que se expresa en ritmos como el torbellino, el currulao, el bambuco y el andarele.

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