Una certeza entre tantas versiones por crimen

La verdad. Es lo que el abogado Héctor Vanegas busca de su defendido Segundo Ponce Mina, uno de los dos detenidos por el asesinato de dos turistas argentinas. Concuerda en algunos aspectos con los familiares de Marina Menegazzo y María José Coni, cuyos cuerpos fueron hallados entre el 26 y 28 de febrero, en Montañita, Santa Elena.

Por eso insiste en que busca la verdad en su cliente. ¿Por qué en él? Porque considera que Ponce es el único que puede aportar indicios para esclarecer el crimen de las mendocinas, y dar con todos los presuntos responsables.

“Que hay hechos que comprometen a Ponce, sí es verdad, porque él vende una cámara, vende una filmadora, lleva ropa con sangre a lavar. Eso es verdad y eso no lo voy a ocultar; pero señala otros hechos, que en el crimen participan otras personas y eso tiene que investigarse”, señala Vanegas.

Pero, para colaborar con las investigaciones, Ponce se acogería a la ‘atenuante trascendental’ del artículo 46 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) para decir todo lo que sabe, lo que además podría reducir hasta en un tercio la pena que le corresponda, en caso de ser hallado culpable.

Según le ha manifestado su cliente, “en este hecho participó un venezolano que él identificó como ‘el Chamo’... colombianos y otro ecuatoriano”.

¿Un invento para desviar la presunta responsabilidad? El pasado sábado, la policía detuvo en Montañita a un ciudadano venezolano, conocido como ‘el Chamo’. “Fue encontrado con 13 gramos de drogas, vendiendo cocaína”. Un indicio que, a decir del defensor, se vuelve una certeza que tiene que ser investigada.

Para eso ha solicitado a la fiscal que lleva el caso, María Coloma, una ampliación de la versión de su defendido.

En una videoconferencia que tuvo el pasado miércoles, Ponce Mina habría insistido que ‘el Chamo’ forma parte de un grupo de microtraficantes de drogas, que tiene su base en Palmar y en el barrio Tigrillo y con quienes habría tenido problemas. Desde esas bases se trasladaban a Montañita para vender drogas. “Hay algo que sí coincide, que al señor Chamo lo agarran vendiendo cocaína, ese es un detalle que llama profundamente la atención”.

Dentro de la ampliación de la versión, Vanegas espera que su defendido identifique, ante la fiscal, si se trata de la misma persona que mencionó inicialmente. Ya lo reconoció ante él.

Otra de las pistas que sigue es la última foto que fue subida a las redes sociales, donde aparece Marina y María José junto con un grupo de turistas. La defensa pedirá que se haga un análisis de la imagen y saber si la persona que está sentada al lado de las mendocinas es ‘el Chamo’.

Igual que la defensa de los familiares de las víctimas espera que se esclarezca si hubo un abuso sexual, algo que -según Vanegas- no existen pruebas en el expediente; o si fueron obligadas a consumir drogas.

Por lo pronto, tiene la versión de un ciudadano argentino quien manifestó que conoció a sus coterráneas y que, aproximadamente a las 02:30 del 22 de febrero (día en que desaparecieron las jóvenes) las vio fumando marihuana junto con otro chico de cabello negro, tez blanca y mediana estatura, a una cuadra del hostal donde él se hospedaba. Al mediodía, ellas se fueron a despedir de él. El extranjero les habría aconsejado tomar el bus para ganar tiempo y seguridad, pero las chicas le respondieron que querían “hacer dedos”.

Lo que no les cuadra aún, y que coincide con la defensa de las víctimas, es cómo Marina y ‘Majo’ llegaron a la casa de Ponce, ubicada entre Manglaralto y Montañita; ¿qué las motivó llegar hasta allá? Su defendido ha reiterado en sus últimas versiones que cuando ingresó a la vivienda (por la puerta de atrás) encontró ya la escena y que fue golpeado por uno de los ya señalados.