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Cambio. En Chillanes (Bolívar), el Toyota 4Runner tenía sus placas bien visibles (también atrás). Días después, en Sacha (Orellana), habían desaparecido.Captura de video

Al carro de Arauz se le cayó la placa

El vehículo de campaña del candidato correísta tiene una oscura historia que él prefiere mantener oculta. Sabrá por qué

Lo que este Diario ha logrado averiguar sobre el automóvil de la campaña de Andrés Arauz pone los pelos de punta. Alteración de registros públicos, defraudación tributaria, probable lavado de activos… Todo esto podría esconderse tras el espectacular Toyota 4Runner 4 x 4, negro y blindado, a bordo del cual el candidato correísta a la vicepresidencia realiza sus entradas triunfales en pueblos y ciudades, emergiendo por la cubierta corrediza y saludando a diestra y siniestra con la sonrisa de hornado incluso cuando la calle está completamente vacía, como se pudo ver en el famoso video de Chillanes, provincia de Bolívar. Esto ha salido a la luz al mismo tiempo que la candidata a asambleísta alterna Raisa Vulgarín, también correísta y bien llevada con el gran jefe, resulta involucrada en el caso de lavado de activos (otra vez) por el cual cayó preso Nicolás Petro, hijo del presidente de Colombia. Mucho para una semana. Está claro que al correísmo no le bastó con haber excluido a Ronny Aleaga de sus listas de candidatos: el latin king de la narcopiscina, único asambleísta del partido que no se lanzó a la reelección por evidentes razones de desprestigio, no es ni de lejos el único trapo sucio de la revolución ciudadana.

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Andrés Arauz, subido en el auto de una empresa ligada a coimas

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Lo del carro es un misterio: se sabe, porque lo descubrió este Diario, que está sucio. Pero se ignora cuánto. Lo único claro sobre su historial (matrículas, revisiones, cambios de características, transferencias de dominio, propietarios…) es que alguien ha tratado sistemáticamente de confundirlo todo: borrando huellas, omitiendo ciertos registros obligatorios, alterando otros en la base de datos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT)... Esto último parece ser facilísimo, según dio a entender a este Diario un exdirector de ese organismo, Adrián Castro, que lo denunció 33 veces a la Fiscalía. Basta con señalar que el Toyota 4Runner de Andrés Arauz fue matriculado por “primera vez”… ¡dos veces! En octubre de 2014 (se trata de un modelo de 2015) y en septiembre de 2021. De más está decir que ese capricho es imposible: sólo hay una primera vez para todo, como bien saben los nostálgicos.

Desde los tiempos de Rafael Correa, cuando el vehículo perteneció a una empresa (MMR Group) sentenciada por pagar coimas a funcionarios de Petroecuador a cambio de contratos en la repotenciación de la Refinería Esmeraldas, ha cambiado de manos seis veces según los poco confiables registros de la ANT. Quienes dedicaron sus esfuerzos a confundir el historial del carro olvidaron, sin embargo, un importante detalle: todas las transacciones de compraventa se realizan ante notario y constan, por tanto, en los registros de la Judicatura y en los del SRI. Y ahí no aparecen seis transferencias de dominio sino 13. En seis años: rarísimo. Por unos precios ridículos: entre 5 mil y 65 mil dólares. ¡5 mil dólares por un Toyota 4Runner 4 x 4 blindado! Los expertos consultados sólo encuentran dos posibilidades: defraudación tributaria o lavado de activos. O ambas cosas al mismo tiempo. Todo esto ya lo contó EXPRESO esta semana. La última propietaria, según la ANT (o sea que quién sabe), se llama Ketty Burgos, a quien no se pudo contactar, pero el último pago por transferencia de dominio en el SRI se registró el primero de agosto de 2023, es decir, el martes pasado: el mismo día en que este Diario publicó la primera parte de su investigación. A las siete y media de la mañana. Caramba, qué coincidencia.

Lo más raro es que al Toyota de Andrés Arauz parece que se le cayeron las placas. Qué ventajoso, así nadie lo puede reconocer. Ocurrió, porque el mundo está lleno de coincidencias, justo después de que una periodista de este Diario, que estaba trabajando en la investigación sobre el carro, se puso en contacto con la oficina de comunicación de la campaña para hacer preguntas indiscretas. En realidad no obtuvo ninguna respuesta pero les puso sobre aviso. La siguiente vez que el candidato a la vicepresidencia apareció en un video bajándose de un Toyota 4Runner negro igualito al de esta historia (cualquiera diría que es el mismo pero quienes han hecho tanto esfuerzo por confundirlo todo probablemente dirán que es otro), fue en Sacha, provincia de Orellana, y el carro no tenía placas. Infracción por la que no recibirá boleta alguna. El video lo subió un partidario que no había sido debidamente instruido (ver recuadro).

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La sombra cubre a un carro que usó Andrés Arauz y pone la lupa en el dato oficial

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Paréntesis sociológico: en un país tomado por el narcotráfico, donde los vehículos sin placas deberían ser vistos como una amenaza a la seguridad por obvias razones, prácticamente no hay humilde policía de tránsito que se atreva a detener uno para ponerle una multa. Aunque se pase un semáforo. Aunque atropelle y huya. Si tiene los vidrios oscuros (como el Toyota de esta historia), si cuesta más de 40 mil dólares y no tiene placas, no lo detendrá ni loco. ¿Por qué? Porque podría toparse con alguien importante. Un juez de Yaguachi, por ejemplo. Un concejal de Salinas. Un asambleísta recién salido de una piscina. O un candidato a la vicepresidencia. Alguien que le diga: ¿¡Sabes quién soy yooo!? Y ningún humilde policía de tránsito quiere pasar ese mal rato. Por eso la falta de placas es la mejor garantía de impunidad que se puede tener sobre el territorio ecuatoriano. Hasta permite ocultar el pasado delictivo de cualquier vehículo, por oscuros que sean su vidrios y su historia.

Que el candidato a la vicepresidencia del correísmo esté dispuesto a cometer esa infracción de tránsito puede significar dos cosas que tienen que ver con su estatura moral: o bien está acostumbrado a la impunidad y toma su condición de candidato como un fuero, o bien quiere que su carro sea inidentificable porque tiene algo que esconder. Que ese mismo personaje, luego de ser puesto sobre aviso de que una periodista está siguiendo la pista del carro, elija sacarle las placas en lugar de cambiar de carro, sólo puede significar una cosa en relación con su estatura intelectual, no hace falta decir cuál.

Así con los correístas: tienen una candidata metida en un caso de lavado de activos en Colombia y otro que anda en un carro acaso vinculado con el mismo delito en Ecuador. Por no hablar de un tercero, el ex director de Inteligencia Pablo Romero, que no ha terminado de cumplir su condena de nueve años por el secuestro (¡secuestro!) de Fernando Balda, nomás salió con medidas cautelares concedidas por el juez de Yaguachi. Y un cuarto y una quinta, vinculados con el encubrimiento del asesinato del general Jorge Gabela: Lenin Lara, bajo cuya custodia desapareció la pericia que establecía los nombres de los autores intelectuales, y Ledy Zúñiga, que fabricó una pericia nueva con resultados truchos. La inmunidad parlamentaria les vendrá de perlas, ahora que se ha reabierto el caso. Vaya lista: lavado de activos, secuestro, manipulación de documentos públicos, encubrimiento de asesinato… Suena a mafia. ¿Dónde están los viejos cohecho y peculado de toda la vida? Uno hasta los extraña. Menos mal que el partido ya ha empezado a depurar sus cuadros, eso es una buena noticia: esta semana le quitaron el apoyo a Ximena Morante, candidata a asambleísta por Pastaza, por haberlos llamado “ladrones y corruptos”.

  • Una ganga. ¿Cuánto puede costar un Toyota 4Runner 4 x 4, blindado? ¿100 mil dólares? ¿Más? El que usa Andrés Arauz para recorrer el país en su campaña se llegó a vender en 5 mil dólares.
Arauz- elecciones- campaña

Arauz critica abandono de obras de hace ochos años, cuando gobernaba el correísmo

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  • Coincidencia. El día que se publicó la primera parte de la investigación de este Diario, a las 07:30, la página web del SRI registró un pago por transferencia de dominio del Toyota de Arauz.

La sutileza de Ledy Zúñiga

Desde un cierto nivel para arriba (candidatos, dirigentes, cuadros importantes) los correístas lo tienen claro: en sus redes sociales no se suben fotos en las que se puedan ver las placas de sus vehículos. ¿Es una consigna que circula de manera soterrada? Una de las últimas publicaciones de Ledy Zúñiga en su cuenta de Twitter parece demostrar, de la manera más burda, que así es.

Viernes 4 de agosto, 15:00: “Finalizamos este viernes”, escribe la exministra de Justicia de Rafael Correa y candidata a asambleísta por Pichincha, “con la caravana por la esperanza que recorrió La Ofelia, Ponceano, Agua Clara...”, barrios del norte de Quito. Y en la foto, entre los carros que circulan rodeados de banderas, un automóvil Kia gris... ¡Con las placas tachadas con un rayón amarillo por la misma Zúñiga!