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Cárceles privadas, una opción ante una crisis que se desborda

¿Es factible un modelo de gestión distinto? Expertos analizan la propuesta de que el Estado delegue a terceros la responsabilidad sobre los presos

FOTO CÁRCEL DE GUAYAQUIL
Las fuerzas de seguridad han dado por controlada la situación en dos centros de reclusión.CHRISTIAN VÁSCONEZ

Frente a la cuestionada gestión del Estado para conseguir una efectiva rehabilitación y reinserción social de las personas privadas de la libertad, surge como una alternativa de solución la delegación a manos privadas de la construcción, vigilancia y administración de las prisiones.

Esa alternativa, según entendidos en el tema, haría frente a los problemas que generan el hacinamiento carcelario y la convivencia de los detenidos.

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Un referente de ese modelo de sistema carcelario privado es el de Estados Unidos, donde el gobierno solo se responsabiliza de proporcionar lo básico a los prisioneros y de supervisar las prisiones.

En territorio estadounidense operan actualmente más de un centenar de prisiones privadas. Las administran dos grupos empresariales: Corporations of America (66 cárceles, con 91.000 internos) y Geo (65 prisiones, con 65.700 detenidos).

¿Es posible una alternativa de gestión privada en el sistema carcelario de Ecuador? El empresario y experto en seguridad Jorge Villacreses cree que sí. “Son modelos que han resultado exitosos en otras partes del mundo, con opciones de autogestión. Son cárceles que brinda máxima seguridad y construidas con avanzada tecnología”, comenta.

De implementarse una opción como esta, explica Villacreses, la rehabilitación de los internos iría de acuerdo con su nivel de peligrosidad. “Las prisiones privadas serán para internos de baja y mediana agresividad, mientras que los de alta peligrosidad deberán permanecer en los centros penitenciarios estatales”. El experto aclara que, no obstante, el Estado debe seguir siendo el rector del sistema carcelario nacional.

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De su parte, Alfredo Muñoz, exdirector nacional de Rehabilitación Social, mira más bien una solución en el cofinanciamiento de los gastos del sistema penitenciario a través de alianzas público-privadas.

Muñoz no ve factible una intervención privada en la administración de las prisiones. “La actual Constitución no lo permite. Para que sea posible, habría que hacer una reforma constitucional”, alega.

El exfuncionario propone que el sistema de rehabilitación constituya una empresa pública y que esta acuerde con un grupo privado la creación de unidades productivas.

“Esta unidades, que deberán ser autosustentables, dejarán una utilidad económica en beneficio del sistema penitenciario para ayudar con el proceso de manutención y otros gastos que demanden las cárceles”, detalla.

Según Muñoz, en esta propuesta no hay una administración del sistema, sino la gestión de la unidad productiva por parte del sector privado.

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Stalin Raza, constitucionalista y experto en seguridad, no considera una alternativa viable que el sector privado intervenga en la administración de las prisiones. “El Estado tiene la responsabilidad y el monopolio de la política de seguridad pública y parte de esta es el sistema carcelario”, ilustra.

“Los niveles de desbordamiento en las cárceles al que se está llegando, tienen que ver con la existencia de bandas de crimen organizado muy poderosas. Si el Estado no está en capacidad de controlar ese poder de reacción que tienen esas organizaciones, es dudoso que el sector privado lo pueda hacer”, cuestiona.

Raza afirma que el Estado tiene la obligación no solo de realizar las obras de infraestructura necesarias, sino de encargarse de los trabajos de inteligencia para desarticular esas bandas delictivas en las prisiones.

“Una vez que se consiga superar estructuralmente la crisis penitenciaria, se podría pensar en mecanismos para que el sector privado intervenga, pero solamente en la construcción de infraestructura”, sugiere el analista.

EL DETALLE

Deficiencias. La sobrepoblación carcelaria y el déficit de guardias penitenciarios son problemas que no han podido superarse en los últimos años.