Sin cara

Recuerdo cómo contaba los días para que Teleamazonas cierre. Hacía poner un reloj en la pantalla de su noticiero en Gama TV, canal incautado por Correa. Sus frases lucían infantiles y poco sanas, y en su carrera ha multado a varios canales.

Carlos Ochoa trabajó en Ecuavisa y luego en Teleamazonas. Tal vez si supiéramos cómo fue su experiencia laboral contaríamos con elementos para comprender por qué actuó multa y demanda tanto, desde que los secretarios de comunicación y propaganda le dieron trabajo en la pantalla del canal incautado.

La Supercom fue creada para censurar. Dijeron que no había otra forma de reparar el buen nombre y la honra, sin embargo, Correa logró, sin Supercom, hacerse sentenciar a su favor cuarenta millones por daño moral. ¿Habrá pensando que en la Corte no había más que un juez como Juan Paredes?

La Supercom es un seudojuzgado símbolo de concentración de poderes. Por ello, creemos que la ley debe ser derogada y los que han fungido de seudojueces deberán ser requeridos por el mismo Estado, cuando este sea condenado por violar los derechos humanos con la creación de esta ley. Obvio que la acción de repetición a la que me refiero pasaría también por los legisladores que la aprobaron y los exjueces de la Corte Constitucional, incluida T. Ordeñana, quien está de acuerdo no solo con la reelección indefinida si no que también creyó que se puede transformar la comunicación de un derecho humano a un servicio público.

El asunto de hoy es que Ochoa se siente ofendido porque hay gente que quiere la derogación de la ley. ¿Qué bien jurídico siente afectado? ¿Su derecho al trabajo? En realidad, no lo sé. Sí sabemos que se lo invitó para hablar sobre el daño que dice sentir, pero no quiso ir. Tampoco compareció dentro del mismo proceso que él abrió.

Bien por el país. A Teleamazonas no se le terminó la vida al son del reloj de Ochoa, pero la ruta de salida para los empleados públicos se abre más cada día. ¿Lo han notado?