Candidaturas. El Código de la Democracia no obliga a las organizaciones políticas a presentar como candidatos solo a sus afiliados o adherentes.

Las candidaturas mueven el tapete de los partidos

Candidaturas. El Código de la Democracia no obliga a las organizaciones políticas a presentar como candidatos solo a sus afiliados o adherentes.

Las candidaturas en esta época preelectoral, son de las más usuales razones de disidencias en las organizaciones políticas. Que un dirigente no esté en la lista de aspirantes o no esté de acuerdo con su integración es motivo suficiente para que abandone el partido o movimiento bajo el argumento de “discrepancias internas”. Luego, generalmente, empieza la búsqueda de otra organización que lo acoja.

De esos hay algunos casos similares. Uno de los más recientes es el de Luis Gaibor, ahora exvicepresidente del Partido Social Cristiano en El Oro, quien lo dejó no por desacuerdos por una candidatura para él sino a favor de otra persona, el asambleísta Carlos Falquez Batallas.

“Él debe ser el candidato a la Alcaldía de Machala porque así lo quiere la militancia y las bases de la ciudad. Esa posibilidad se disolvió. Como era el vicepresidente provincial no comparto esa decisión porque no se cumple lo que pide la ciudadanía y la militancia”.

No obstante, a través de un comunicado, la directiva socialcristiana en El Oro asegura que Gaibor “exigía” ser candidato a concejal de Machala en las elecciones de 2019, pero él “obtenía un porcentaje muy bajo de intención de voto”, según una encuesta del partido, reza parte de la misiva difundida.

Este, solo es un caso de los impasses internos generados por la selección de candidatos que, para Marcelo Espinel, de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, son un reflejo de la “mirada simple” que se tiene de la política electoral, reducida a quien va y quien no va como candidato. “Que se ofrezcan o prometan candidaturas a determinadas personas sin que medie un proceso de democracia interna demuestra que no existe un respeto por la organización política ni por sus bases”.

Este es un panorama de lo que suele suceder dentro de algunas organizaciones. Otra parte de la historia la escriben personas que a título particular construyen su propia candidatura a base de labor social, gremial y no política, para luego poner ese capital a consideración de las organizaciones, desplazando, muchas veces, al verdadero dirigente.

El consultor político Jorge León cree que si bien esto puede provocar resentimientos, no es menos cierto que existen dirigentes que no trabajan su imagen para una candidatura lo que, pese a su trabajo y fidelidad, los hace menos atractivos electoralmente. “Si tiene todo tu justo derecho de ser un candidato, no basta con ser afiliado desde el inicio del partido porque tiene que trabajar constantemente para que esté en la mente del ciudadano. Hay dirigentes que no entienden eso”.

Los partidos quieren ganar las elecciones.

Si una persona los puede llevar a la victoria siempre, precisa León, será la primera opción sin importar si es o no parte del partido o de los roces internos que pueda provocar.

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