Candidatos al granel

Indudablemente, el proceso electoral en que los ecuatorianos participaremos el próximo 24 de marzo va a exigir de los ciudadanos ecuatorianos, incluidos los adolescentes de 16 años que ahora ya tienen derecho a ejercer el voto (sin que para ellos sea también un deber, como para los mayorcitos), requerirán una agilidad mental y física para introducir las varias papeletas en las correspondientes urnas, sin mucha tardanza. Aunque en esta ocasión el tiempo que van a tomarse, por supuesto que tiene que ser un poco más largo por cuanto tendrán que escoger, dentro de sus gustos cívicos y políticos, entre quienes quieren ir a la alcaldía de su ciudad y a la prefectura de su provincia, amén de los ediles y consejeros, habiendo en las parroquias rurales el agregado de los vocales de sus respectivas juntas. A todo esto habrá que sumar también la lista que se escoja para designar a los miembros permanentes del organismo que se inventó Rafael Vicente en sus intenciones de meterle mano a todos los poderes del Estado, como es el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), para sustituir a los “transitorios” que comanda Julio César Trujillo y que han cumplido una intensa labor renovadora ya en épocas morenistas. A más de esta larga lista, que puede descontrolar y atrasar a muchos, se lanzó la propuesta de que también se aprovechen estos comicios, de por sí bastante largos ya, para que la ciudadanía ecuatoriana entregue su opinión en torno a una consulta popular mediante la cual se apliquen los “parches”, científicamente llamados reformas”, a la Constitución vigente, que es la de Montecristi, y que tiene una total influencia correísta. Y que se decida si debe sobrevivir el Cpccs. De haberse aprobado tal consulta el mismo día de las elecciones seccionales, seguro que a las 5 de la tarde del domingo 24 de marzo no se podría dar fin al largo proceso y muchos sufragantes se quedarían sin poder pasar de las colas a las mesas electorales.

Hay que tomar en consideración, además, que esta vez se ha batido el récord (digno de constar en el Libro de Guinness) en cuanto a la inscripción de candidaturas, con 17 aspirantes a las alcaldías de Guayaquil y Quito (Durán tiene 21 candidatos, nada menos).

Indudablemente, el proceso electoral en que los ecuatorianos participaremos el próximo 24 de marzo va a exigir de los ciudadanos ecuatorianos, incluidos los adolescentes de 16 años que ahora ya tienen derecho a ejercer el voto (sin que para ellos sea también un deber, como para los mayorcitos), requerirán una agilidad mental y física para introducir las varias papeletas en las correspondientes urnas, sin mucha tardanza. Aunque en esta ocasión el tiempo que van a tomarse, por supuesto que tiene que ser un poco más largo por cuanto tendrán que escoger, dentro de sus gustos cívicos y políticos, entre quienes quieren ir a la alcaldía de su ciudad y a la prefectura de su provincia, amén de los ediles y consejeros, habiendo en las parroquias rurales el agregado de los vocales de sus respectivas juntas. A todo esto habrá que sumar también la lista que se escoja para designar a los miembros permanentes del organismo que se inventó Rafael Vicente en sus intenciones de meterle mano a todos los poderes del Estado, como es el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), para sustituir a los “transitorios” que comanda Julio César Trujillo y que han cumplido una intensa labor renovadora ya en épocas morenistas. A más de esta larga lista, que puede descontrolar y atrasar a muchos, se lanzó la propuesta de que también se aprovechen estos comicios, de por sí bastante largos ya, para que la ciudadanía ecuatoriana entregue su opinión en torno a una consulta popular mediante la cual se apliquen los “parches”, científicamente llamados reformas”, a la Constitución vigente, que es la de Montecristi, y que tiene una total influencia correísta. Y que se decida si debe sobrevivir el Cpccs. De haberse aprobado tal consulta el mismo día de las elecciones seccionales, seguro que a las 5 de la tarde del domingo 24 de marzo no se podría dar fin al largo proceso y muchos sufragantes se quedarían sin poder pasar de las colas a las mesas electorales.

Hay que tomar en consideración, además, que esta vez se ha batido el récord (digno de constar en el Libro de Guinness) en cuanto a la inscripción de candidaturas, con 17 aspirantes a las alcaldías de Guayaquil y Quito (Durán tiene 21 candidatos, nada menos).