Bloqueando la igualdad de genero

Hace un año, las NN. UU. adoptaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), uno de los cuales apunta a lograr una verdadera igualdad de género para 2030. El empoderamiento de las mujeres y niñas es correcto en lo moral e inteligente en lo económico, pues existen costes considerables en términos de desarrollo humano y económico por la persistencia de importantes brechas de género en las oportunidades y los resultados económicos. Un informe reciente del Panel de Alto Nivel del Secretario de la ONU, del cual fuimos autores, identifica las medidas que los gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales y entidades de desarrollo multilateral pueden adoptar hoy mismo para cerrar estas brechas y acelerar los avances hacia el logro del gran objetivo de los ODS de un crecimiento económico incluyente. El informe muestra que cuando en un país existe una mayor igualdad de género, tiende a haber mejores niveles de educación y sanidad, un ingreso per cápita más alto, un crecimiento económico más veloz e incluyente y mayor competitividad internacional. Un estudio muy citado del Instituto Global McKinsey determinó que si se van cerrando las brechas de género en las tasas de participación en la fuerza de trabajo, el empleo a tiempo parcial frente al de tiempo completo y la composición del empleo, el PIB global aumentaría entre un 12 y un 25 % para el año 2025. Las mujeres hacen contribuciones sustanciales a todas las partes de la cadena de valor. El informe de la ONU identifica numerosos beneficios para las compañías que han impulsado la igualdad de género en cuanto a empleo, salario y liderazgo, incluida la habilidad de atraer, motivar y conservar trabajadores talentosos, así como dar respuesta a problemas complejos con equipos más diversos. Y varios nuevos estudios indican que las compañías con más presencia femenina en los puestos de alta gerencia y juntas directivas tienen mejor rendimiento financiero. La ONU identifica cuatro grandes factores interconectados que impiden la igualdad de género: normas sociales adversas, leyes discriminatorias e insuficiente protección legal, brechas de género en trabajos domésticos y de cuidados no remunerados, y acceso desigual a recursos digitales, financieros y patrimoniales. Las grandes brechas de género en el empleo y el cuidado no remunerado son un factor de peso en la reducción de las oportunidades económicas para las mujeres. Las responsabilidades domésticas y de cuidados se reflejan en un importante “castigo salarial por maternidad”. Para reducir y distribuir el tiempo que se requiere para las responsabilidades de cuidados no remunerados se requieren inversiones del sector público y del privado en infraestructura, servicios de cuidados asequibles, educación en la infancia temprana, licencias familiares y lugares de trabajo favorables a la familia. Se trata de inversiones que también benefician a las empresas y la economía como un todo, porque elevan la productividad y los índices de participación de las mujeres en la fuerza laboral, crean empleos remunerados en los servicios de cuidados y mejoran el rendimiento escolar de los niños, estimulando sus niveles futuros de rendimiento y nivel académico. En las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial harían bien si la igualdad de género pasa a los primeros lugares de la lista.

Project Syndicate