A la bio, a la bao, a la bim-bom-bao

Es el festivo ritmo con el que las autoridades buscan acompañar sus relatos sobre el mercado de valores y sus supuestos esfuerzos por dinamizarlo. Como haciéndose barra ellos mismos, difunden incentivos que al parecer no lograrán cambiar el problema de fondo: el mercado de valores ecuatoriano no significa nada para el hogar promedio.

¿Qué es el mercado de valores? Es la bolsa en que se transan acciones de empresas, obligaciones, bonos, títulos; es el lugar en el que emprendimientos, gobiernos nacionales y locales pueden levantar recursos de terceros que confían en ellos cuando hacen las cosas bien. Es el mercado que respalda el crecimiento de las economías, empresas y Estados mexicano, colombiano o chileno, por citar tan solo ejemplos cercanos.

Aquí, menos del 3 % del ingreso de los hogares proviene de inversiones en propiedad o capital, rubro que en otros países es hasta diez veces superior. Ante el llamado a nueva inversión y la legislación que le hace son, los grandes empresarios afinan números. Pero mientras, olvidamos que las economías que crecen cuentan con toda su población invirtiendo en ese crecimiento, cosa que solo puede suceder a través del mercado de valores. Y ni el llamado a la inversión ni las normas que lo acompañan nos acercan a eso.

Cual barrera de entrada para los hogares y ciudadanos de a pie, persiste la más absurda legislación tributaria sobre ingresos obtenidos en la bolsa. Por la vía de retenciones sobre renta de inversiones, el SRI exige la misma tarifa de impuesto a personas a quienes debería cobrar diferenciadamente. A la señora retirada y al gran inversionista les aplica por igual la máxima tarifa de retención. Una tarifa que la señora nunca tendría que pagar y con la que el fisco se apropia injustificadamente de aquello que la motivó a invertir.

Si quienes pudieran destinar sus pocos ahorros a comprar acciones confiables, ven retenida su renta en proporciones injustificadas y disuasivas, bajo el supino argumento de que, a la bim bom bao, pueden pedir una devolución, no se está incentivando el acceso masivo al mercado de valores.