El beisbol, un maravilloso deporte que hoy esta totalmente olvidado

El béisbol ha sido uno de los deportes que más satisfacciones le ha dado al Ecuador con dos campeonatos Sudamericanos. Ya se jugaba en el Astillero desde 1925; sus principales impulsores fueron George Capwell, y sobre todo John Mark Reed, empresario norteamericano que, pese a su condición de parálisis en sus piernas, impulsó el deporte a través del National Baseball Congress.

Se construyó el Reed Park, donde ahora está el Hospital Militar en terrenos de La Atarazana (Guayaquil). Su diamante era de arcilla, y sus graderías de madera y albergaban a casi 2.000 personas. Siempre se llenaba, pues el béisbol era del gusto de todos.

El lugar se convirtió en el escenario en el que, sábados y domingos, se jugaban partidos de béisbol de una calidad y jugadores realmente formidables. El barrio donde crecí, Padre Aguirre y Rocafuerte, tuvo jugadores de primer nivel que deleitaron al numeroso público, con jugadas de clase y riesgo.

Entre los más destacados estaban: Juan Parra, un formidable tercero base de Emelec; en igual posición jugaba Jorge Merchán, mientras que Gerardo y Alfonso Paredes eran dos de los más rápidos jugadores en el campo corto. En tanto que “Paco” Robles y Julio Delgado, este último del Imbabura, destacaban como lanzadores de bola.

En ese entonces había espacio para equipos juveniles, donde destacaba el imborrable ‘Coca Cola’ e ‘Imbabura’ de los hermanos Jaime y Miguel Macías.

Era un deleite ver lanzar a Héctor Ballesteros, al ‘Pibe’ Palacios, ‘Yeyo’ Uraga, y Colón Moggia. En primera base Moisés Romo, ‘Nacho’ Moggia, Vicente Maldonado, y ‘Tucho’ Guerrero, bien pudieron haber sido jugadores de las grandes ligas norteamericanas.

Con la llegada de jugadores panameños, el béisbol acrecentó su importancia y su recepción en el público, y logramos en dos ocasiones ser campeones sudamericanos. Equipos como Barcelona, Oriente, Emelec y Reed Club, fueron los protagonistas de las grandes tardes del béisbol en el Reed Park.

Hoy, a pesar de tener un escenario construido especialmente para este deporte, nadie lo practica, una razón que nos hace más amargos el sabor de los grandes recuerdos.