Barrio del Astillero. Ahí se grabaron dos escenas cortas. En una, Lei cruza un cerco junto al río, en la otra, Wong deja clandestinamente las instalaciones del puerto.

El Barrio Cuba se ‘disfraza’ de Buenaventura para un filme

Un par de calles del sur se transforman en el puerto colombiano. El guiño cinematográfico es parte de la grabación de una historia de migrantes asiáticos.

Cuando a las 11:10 de ayer, Fu Jing, la maestra de mandarín de una universidad local, llegó hasta un agitado callejón aledaño al Camal Municipal... este ya se había transformado en un populoso sector del puerto colombiano de Buenaventura, por obra y gracia del equipo de producción que filma una película sobre la migración china en Guayaquil.

Era necesario. Son apenas quince escenas del largometraje Montevideo en las que se ambienta a esta ciudad del país norteño, es por eso que el equipo dirigido por el ambateño Paúl Venegas, que el miércoles pasado inició en Guayaquil su grabación, se preocupa en disimular cada detalle del barrio que aparecerá en imágenes.

En algún lado, en lugar de vender tortillas de verde, se ofrecen arepas a 1.500 pesos, mientras que en una ventana ondea una tricolor colombiana.

Todo esto se suscitó la mañana y tarde en un callejón del Barrio Cuba, donde la mayoría de sus habitantes son personas que laboran en el Camal, es por eso que mientras el equipo de producción, conformado por cerca de 30 personas, se tomó el barrio, ellos continuaban limpiando o troceando carne.

Manuel Betún, el dueño de la tienda Pan y Vida, aprovechó una para de la grabación para preguntar a los transeúntes sobre cuándo se estrena la película. En un año, se le respondió. Él reaccionó: ¿Y cuándo lo venderán en CD pirata?

La escena que se grabó en este barrio no dura más de dos minutos, lo suficiente para que Lei, interpretada por la profesora de Mandarín en la Espol, camine algo azorada cerca de 50 metros de esa calle. Sin embargo, el equipo se instaló cerca de dos horas ahí. Mientras cuidaban que ningún detalle del barrio le descubra al futuro espectador que Buenaventura no es Buenaventura, sino Guayaquil.

Hubo necesidad de preparar a los vecinos, de ordenar el tránsito que, a esa hora, es muy activo por el sector.

El equipo de producción se tomó el barrio y a los vecinos, quienes como experimentados actores, reaccionaron positivamente. Un ejemplo, cuando Priscila Aguirre, la asistente de dirección, ordenó que nadie mirase hacia la cámara, nadie lo hacía.

Montevideo se estrena en las salas de Guayaquil y Uruguay en septiembre del próximo año, pero en estos días y a lo largo de un mes, una gran parte de sus escenas se filman en Guayaquil.

La historia narra las vicisitudes de dos migrantes chinos -Lei y Wong- quienes por separado llegan de paso por Guayaquil en pos de conseguir el sueño de cualquier migrante: una mejor vida.

El otro protagonista es Mario Zhu, un ciudadano chino radicado en Guayaquil, quien hasta hace poco -antes de que alguien le hablara de esta película-, se ocupaba en ayudar a su padre en un chifa en el sector de la Bahía.

“Lo están haciendo muy bien”, dice Paúl Venegas, cuando revisa en un pequeño monitor las imágenes de algunas de las escenas captadas.

Claro, la emoción del director se fundamenta en un hecho: ninguno de sus actores chinos -diez en total- son profesionales. Fueron seleccionados de la comunidad asiática en Guayaquil.