
La ausencia de espacios verdes afecta a la salud
Un estudio analiza el vínculo a largo plazo entre el verdor alrededor de la vivienda y un conjunto de afecciones que incluye la obesidad o la hipertensión.
Las personas mayores y de mediana edad que viven en barrios con más áreas verdes (parques, bosques, jardines...) tienen menos riesgo de síndrome metabólico que aquellas que viven en vecindarios con pocos espacios de este tipo. Esa es la conclusión de un estudio reciente del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que añade evidencia científica a los beneficios de los espacios verdes para la salud.
La relación podría estar mediada por las oportunidades que ofrecen los espacios verdes para realizar actividad física, así como la mitigación de la exposición a la contaminación del aire.
¿Qué es el síndrome metabólico? Se trata de un conjunto de afecciones que se presentan al mismo tiempo y que incluye obesidad, hipertensión, niveles altos de azúcar en sangre y niveles anormales de grasa. Es un factor de riesgo importante para las enfermedades no transmisibles (ENT), como ataques cardíacos, diabetes o ictus.
En una publicación hecha por la plataforma multimedia de comunicación científica Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), hasta la fecha, diversos estudios habían analizado la asociación entre la exposición a los espacios verdes y algunos componentes individuales del síndrome metabólico. Por primera vez, un equipo de ISGlobal se propuso examinarlo en su conjunto y a largo plazo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima un mínimo de 9 m²/hab. (9 metros cuadrados de área verde por habitante) para que un lugar sea considerado amigable con el ambiente. Según la dirección de Áreas Verdes del Municipio de Guayaquil, esta ciudad cumple e incluso supera esa cifra: 9,5 m²/hab. Cifra en la que no se incluyen los manglares y otro tipo de vegetación. Que si se sumaran estos, habría entre 24,58 m²/hab. y 30 m²/hab. Los datos provienen de un análisis técnico e interno de la Consultora Ecosambito.
En el caso del estudio, publicado en la revista Environmental Pollution, se basó en datos de más de 6.000 personas –de entre 45 y 69 años al inicio del análisis– de la cohorte Whitehall II del Reino Unido, a las que se realizó cuatro seguimientos a lo largo de un periodo de 14 años (1997-2013) que incluyeron diversas pruebas, como análisis de sangre y medición de la presión arterial y el perímetro de la cintura. La vegetación en torno al domicilio se estimó a partir de imágenes vía satélite.
Las conclusiones sugieren que la exposición a largo plazo a los espacios verdes puede desempeñar un papel en la prevención del síndrome metabólico, incluyendo también cada componente individual por separado, como un perímetro grande de cintura, niveles altos de grasa en sangre o hipertensión.
En cuanto a los mecanismos que explican esta relación, Carmen de Keijzer, primera autora del estudio e investigadora de ISGlobal, explica que la asociación “podría estar mediada por las oportunidades que ofrecen los espacios verdes para realizar actividad física, así como la mitigación de la exposición a la contaminación del aire”.
Se observó una asociación más fuerte entre las mujeres en comparación con los hombres. “Ellas, en general, pasan más tiempo en el entorno residencial, lo que podría explicar esta diferencia de género”, argumenta.