
Los atajos del contrabando
Cruzar la frontera para hacer compras más baratas ya no es suficiente. Ahora hay una red de contrabando que se pone a las órdenes del comprador común. Fuera de los almacenes peruanos hay quienes se ofrecen para el ‘trabajo’, con el que el viajero ecua
Cruzar la frontera para hacer compras más baratas ya no es suficiente. Ahora hay una red de contrabando que se pone a las órdenes del comprador común. Fuera de los almacenes peruanos hay quienes se ofrecen para el ‘trabajo’, con el que el viajero ecuatoriano pretende evitar el pago de las sobretasas. Dependiendo del producto y la cantidad se fija el costo. El cobro siempre es la mitad de lo que tendrían que cancelar a la Aduana.
Por un camino alterno llevan la mercancía y la entregan más allá de los controles aduaneros obligados que hay al salir de Huaquillas. De allí va una moto, una bicicleta o un carro abriendo camino; su función es advertir de los controles en la carretera. Si hay, avisan por celulares. Entre tanto el cargamento lo esconden en las casitas que hay en el camino.
Diario EXPRESO viajó hasta la frontera sur para ver estos nuevos atajos que toma el contrabando. Hecho el contacto, el informante advierte no acercarse mucho y no tomar fotos al rostro para evitarle correr peligro. La persona, que pide no ser identificada en la prensa, relata que el mismo grupo que cruza de forma ilegal el combustible desde Ecuador a Perú es el que también ayuda a llevar una variedad de productos al territorio nacional evadiendo el pago de impuestos.
Las compras de los ecuatorianos en Perú se alientan por el tipo de cambio, lo que abarata tres veces el producto peruano en relación al ecuatoriano. Algo de lo que no se benefician los importadores, porque tienen que pagar sobretasas del 15 % a 40 %. El sector enfrenta una caída en bienes de consumo del 30,5 %, en el primer semestre de este año, es decir, $ 654,2 millones menos que se compraron al mundo en comparación con el mismo periodo de 2015, según el Banco Central del Ecuador.
Hablar de precios fijos en la frontera no es posible. Siempre va a depender de qué se quiere llevar a Ecuador sin pagar las sobretasas y los demás impuestos. Pero se ofrece de todo: esconder el producto en las puertas, chasis, motores y asientos de los carros. Algunos ayudantes de los buses también se prestan para llevar el paquete. En una semana se pueden ganar hasta 3.000 dólares, cuenta el informante. Hasta animales de granja cruzan la frontera sin documentos que luego obtienen de algún ganadero nacional.
Para evitar el decomiso de ropa, sugieren a los viajeros quitar las etiquetas y separar las prendas del mismo color y de la misma talla. Así, puede pasar por equipaje personal. Es lo que las autoridades llaman contrabando de ‘hormiga’, que consiste en llevar pequeñas cantidades y ya en Guayaquil reunirlo todo, aprovechando la dificultad de comprobar si un turista está viajando desde Machala, por ejemplo, con su ropa personal y solo lleva regalos para amigos y familiares.
Pero no solo hay nuevos asistentes al contrabando. También hay caminos alternos. En el puente que une Huaquillas con Aguas Verdes se vio cruzando a mucho carro ecuatoriano, en lugar de por el Centro Binacional de Atención en Frontera (Cebaf), que es donde se obtiene la tarjeta andina.