
¿Los asambleístas no están preparados para intervenir en el debate legislativo?
Exdiputados y una exconstituyente coinciden en que en el Pleno no se puede improvisar
En estos días en los que se estrena la Asamblea del período 2025- 2029, una vez más en redes sociales corren videos con intervenciones de quienes ganaron una curul sin experiencia política. Los ‘críticos’ cuestionan que los legisladores no puedan “ni leer” un discurso. Otros consideran lamentable que no hayan revisado esas líneas antes de participar en el pleno. Cuatro exdiputados, ‘de la vieja partidocracia’, identificaron el origen del problema.
Al consultarle cuántos años pasaron para de la militancia saltar al Congreso, Alexandra Vela hace cálculos. Ingresó a la Democracia Popular (DP) en 1977 y fue concejal de Quito de 1988 a 1996, para después tener una curul. Ella, hoy dedicada a la cátedra, fue diputada y vicepresidenta del Congreso en el periodo 1996-1997, constituyente en 1997-1998 y volvió al Pleno de 1998 al 2003.
Vela aclara que hasta el 2005, por lo menos, los diputados llegaban gracias a la representación de una institución fuerte: los partidos, que tenían el rol fundamental de formar a sus cuadros.
En la DP, recuerda, se hacía una carrera política. Se comenzaba como “un militante común y silvestre” y luego ganabas una representación en el Frente de Juventudes, de Profesionales, en el consejo directivo provincial y nacional. Eran concejales del Municipio o consejeros de la Prefectura, ya que esos cargos eran de elección popular, explica.
Improvisación en la política
Además, Alexandra Vela señala que el bloque legislativo tenía un ‘pool’ (grupo) de asesores y había un análisis completo de cada proyecto de ley.
“El problema de ahora es que se ha improvisado con la gente que envían al Concejo Municipal, Asamblea e incluso a ministerios. Hay un montón de legisladores, de todas las tiendas e independientes, que nunca han estado en una representación política previa, no han presidido ni un consejo estudiantil”. El peligro es que luego se convierten en simples ‘levanta manos’, considera.
El Congreso y los discursos
Fernando Rosero, quien fue diputado por el PRE, no puede dejar de comparar el nivel de debate de otras épocas con el de hoy. “Había discursos para sacarse el sombrero, como los de Carlos Julio Arosemena Monroy, León Febres-Cordero y Rodrigo Borja. Ahora prefiero reírme, dicen tonterías”.
En el Congreso, resalta, no se podían leer los discursos. Se podía revisar un documento para confirmar una cifra o tener una ayuda memoria, nada más. Febres-Cordero solía mostrar al Pleno algún objeto, como las muñecas de trapo de un sonado caso de la época, para dar fuerza a sus discursos, cuenta Rosero. Y también que como jefe de bloque, él abría el debate en el Pleno y nadie se inscribía si no tenía argumentos.
”¡Gracias por la cobertura gratuita! Es un honor que hasta mi primera intervención genere tanto interés.
— Sade Fritschi (@SadeFritschiEc) May 31, 2025
Si leer con claridad y responsabilidad ya incomoda, imagínense cuando empiece a improvisar. 😉📚🇪🇨” https://t.co/3ceSFghaze
Empobrecimiento del discurso: César Montúfar
César Montúfar, sociólogo y politólogo, opina que en general hay un deterioro del debate y la conversación pública, y no solo en la Asamblea, que debería ser el seno del debate político. “El empobrecimiento es dramático, desde el discurso presidencial hasta comentarios que se leen o escuchan. Es una crisis mundial”. Pero esto no es nuevo. Cuando fue legislador, de 2009 a 2013, “fue la gran queja”.
Algunos legisladores llevaban sus discursos hechos, incluso presentaciones en PowerPoint. Le parece grave porque eran consideradas piezas oratorias, que surgen mientras se discute sobre un artículo o en un proceso de fiscalización. “Hay que llevar elementos, pero el debate es un flujo, un proceso cambiante, que se da en el acto; debería ser resultado de contraposiciones y acuerdos”
César Montúfar
Los partidos brindaban un respaldo ideológico
René Yandún, quien fue diputado y asambleísta por la Izquierda Democrática, también extraña a legisladores con partidos políticos, como el suyo o el PSC y la DP.
“En la sede, pasando un día, Rodrigo Borja nos ilustraba sobre los temas a tratar y teníamos a expertos en la materia, para cada ley. En el Congreso trabajábamos de lunes a viernes. En las tardes, en las comisiones. Hoy es tan superficial y solamente hay intereses económicos”.
En general, Yandún no sabe si hay una involución en la actividad legislativa con el uso de la tecnología, pero asegura que antes nadie se atrevía a improvisar en el Pleno. Debían prepararse para las réplicas o contrarréplicas.
Vladimiro Álvarez, diputado entre 1988 y 1992, destaca que antes en los argumentos de los discursos se veía el respaldo ideológico, algo que actualmente no demuestran tener los legisladores.
Las intervenciones no son espontáneas: Rosana Alvarado
A Rosana Alvarado, quien fue asambleísta constituyente y también nacional del 2009 al 2017, le parece indispensable, antes de participar en el Pleno, haber revisado los proyectos de ley y estar al tanto del orden del día de las sesiones. “No es una intervención espontánea”, subraya, por lo que se requiere analizar que la ley se enganche a principios constitucionales y a datos.
Sus planteamientos eran escuchados con atención en el Pleno. Usaba también recursos literarios, daba un contexto histórico e incluso, por ejemplo, casos reales de femicidios retratados en la prensa. Opina que últimamente las proclamas de los legisladores son muy de cajón. Y recuerda que en otros años, la sala se mantenía en silencio para escuchar a los legisladores.
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