En estos tiempos de violencia, ya ni las urbanizaciones asentadas en la vía Samborondón pueden considerarse seguras pese a que cuentan con instalaciones cerradas, garitas y guardias de seguridad. El fin de semana se reportó el caso de un robo en una residencia allí.

Los delincuentes, un grupo de seis rufianes, hicieron un forado en la pared de un hogar que colinda con unos arrozales (el plan perfecto para no ser observados), ingresaron y neutralizaron a toda la familia con amenazas de asesinar a sus integrantes. Se llevaron, dice la policía, más de 20.000 dólares en dinero y artículos. Preocupa tanta inseguridad.

Maricela Lozano