Un artesano le anade al surf un toque andino
Su vida está ligada al mar, la arena y las olas. Sobre todo a estas últimas. Xavier Sotomayor aprendió a surfear de niño y nunca dejó de hacerlo.
Su vida está ligada al mar, la arena y las olas. Sobre todo a estas últimas.
Xavier Sotomayor aprendió a surfear de niño y nunca dejó de hacerlo.
Pero además de surcar las enormes olas, otros oficios relacionados a este deporte, como elaborar tablas hawaianas y enseñar a niños de escasos recursos a surfear, se convirtieron en sus aficiones.
Hace cinco años también aprendió a ‘vestir’ a las tablas que confeccionaba.
“Como surfista me di cuenta de que el 90 % de los productos que usamos, como cordones, quillas, ceras y forros, son extranjeros. Entonces me pregunté: ¿por qué con tanto talento artesanal que hay en el país no hacer nuestros propios productos?”.
Así nació Karma, una marca a través de la cual fabrica protectores y forros para las tablas hawaianas.
Pero no se trata de cualquier forro. Sotomayor, de 28 años, viaja mensualmente a Peguche, una población de la provincia de Otavalo donde consigue las telas con las que elabora los protectores.
“La idea es que cada forro sea original, sea único y que destaque los paisajes y las tradiciones de nuestro país. Así no solo cuidas tu tabla, sino que tienes un producto que no tiene nadie más”, señaló.
Y aunque empezó a fabricar los forros para sus propias tablas y las de sus amigos, la acogida fue tal que, de a poco, empezó a trabajar con una artesana local, Gabriela Sánchez, para poder cumplir con el creciente índice de pedidos.
Actualmente, algunas de las creaciones de ambos han recorrido el mundo y han sido enviadas hasta Estados Unidos, Europa y Asia.
Pero los mejores embajadores de la marca no han sido las redes sociales por donde se promocionan, sino los propios surfistas ecuatorianos.
Jonathan el ‘Gato’ Chila y Domenica Barona, campeones latinoamericanos de este deporte, fueron los primeros en llevarlos al exterior.
Luego lo hicieron los seleccionados nacionales Toro Hidrovo, Joshua Martillo y Titi Vargas, quienes acudieron a certámenes en el exterior con ellos en la maleta.
“Otros surfistas les preguntaban dónde habían conseguido los protectores o les pedían que les consigan uno”, recuerda Sotomayor.
Karma ofrece dos tipos de protectores: unos más ligeros para viajes cortos, y otros reforzados para viajes más extensos. Estos impiden que las tablas sufran daños al golpearse o que se rayen. En promedio cuestan $ 50.
Pero pese al éxito que los productos han tenido, el surfista y artesano es consciente de que carece del capital necesario para emprender una producción mayor o establecer locales en otras ciudades costeras del país.
“Hay amigos que venden mis productos en sus tiendas, por ejemplo en Galápagos o en Montañita, pero aún no podemos crecer más”.
Ese, no obstante, es el objetivo a largo plazo. Por esto mismo, Karma también ha ampliado su lista de productos. Actualmente, además de los forros, también confeccionan mochilas y ponchos para después de salir del mar.
La idea, añade Sotomayor, es llenar las necesidades de los surfistas y, a la vez, promocionar al país en el exterior. (F)