Arte reciclaje: del olvido al museo

Arte reciclaje: del olvido al museo

Lo que la gente bota, ellos lo recogen. Bujías, pernos, clavos, cables... Son tesoros en las manos de estos artistas. Conózcalos.

Donde usted y yo vemos objetos listos para un viaje al basurero, otros en cambio imaginan infinitas formas de reusarlos y traerlos de vuelta a la vida. Desde cables, candados, resortes, son piezas rescatadas del olvido para ser útiles en el mundo artístico.

Manuel Velasteguí sabe muy bien de ello, pues él fue uno de los pioneros en usar allá por los años 60 y pico el mármol reciclado. Cuenta que esta técnica inicialmente era conocida como arte chatarra, pues los primeros intentos empezaron en la Segunda Guerra Mundial, cuando los residuos de los tanques eran las piezas predilectas de los escultores de esos tiempos. Hoy, cuenta Velasteguí, se lo conoce oficialmente como reciclaje rescatado.

Sin embargo, del lado académico Saidel Brito, artista y docente de la Universidad de las Artes, expone que esta técnica no es un fenómeno nuevo, ya que surgió en el cubismo a inicios del siglo XX, cuando el arte o la pintura ya no eran entendidos solo en un cuadro, pues aparece el ‘collage’.

No obstante, su presencia se impuso en la época de los 50 con el fenómeno del nuevo dadaísmo, en el que la metodología creativa de integrar elementos recuperados de la realidad, terminó naturalizándose en el lenguaje artístico.

En la actualidad, añade Brito, este tipo de piezas son valoradas y se han convertido en una temática que apunta a la ecología del medio ambiente. Así la imaginación es un complemento nato de estos artistas, quienes creen que muy pocas cosas deberían parar a la basura.

Reinventando la escultura

Donde los chamberos van y depositan chatarra para ganar dinero, Darío Suárez hace el proceso al revés. Visita los centros de acopio para conseguir piezas de hierro y reinventarlas en rostros de Frida Khalo, Mandela o la Mona Lisa... Sin embargo, su carrera empezó entre pinturas, óleo, acrílico y carboncillo. No fue hasta el año 99 que el hierro llegó a sus manos y lo reinventó con una técnica autodidacta, que “no se aprende en ningún lado, no hay sitio ni instituto que enseñe a hacer una escultura de hierro reciclado”.

Así primero diseñó esculturas en 3D, pero esta fórmula ya era conocida por la gente. Entonces Suárez buscó darle un rostro y una expresión a la escultura. Con esa idea, el año pasado se lanzó a retratar a John Lennon con piezas de metal.

Desde ese momento no ha parado en el proceso de curar el metal recogido, hacer los bocetos e ir ensamblando las piezas, las cuales no corta ni dobla para que encajen, sino que con ingenio las usa enteras. Sus creaciones oscilan entre los $ 350 y $ 500. Ha retratado rostros como el del alcalde Jaime Nebot, Úrsula Strenge, Máximo Banguera, y también ha hecho su propio autorretrato, al cual, dicen sus allegados, le falta un tornillo.

Pionero en arte chatarra

Que “del arte no se vive” le dijeron, pero se equivocaron. Manuel Velasteguí fue futbolista, cantante y torero antes de dedicarse al arte del reciclaje rescatado. Empezó trabajando con mármol y en el año 72 la inquietud por la chatarra llegó, “pero había muchos escultores en el mundo que dominaban esta técnica.

Entonces, opté por coger lo mejor de ese material: el acero, el bronce, el cobre, el aluminio”. Recuerda que el expresidente Gustavo Noboa lo apoyó con veinte mil sucres para que pueda hacer su primera exposición en mármol.

Así en el 75 representó a Ecuador en varios lugares como Bogotá, Caracas y México. En el 82 participó en un concurso en Nueva York, y de 120 participantes ganó el primer premio en el Festival de las Américas.

Confiesa que nunca deja de bocetear, ni siquiera cuando almuerza, y aunque todo comienza en el papel, cuenta que luego los restos de piezas de carros se convierten en figuras como el Quijote y Sancho Panza, o el guardián espacial. Pronto publicará su primer libro, donde estarán todas sus obras en 50 años de carrera.

El señor robot

La imaginación suele representar nuevos mundos de ciencia ficción; imaginar transportes en el aire, casas futuristas, objetos con diversas funciones... Todo eso ha pasado por la mente del artista Federico Oporto, que elabora creaciones originales con chatarra a distintas escalas (10 cm - 2 m). A finales de los años 90 comenzó a plasmar su arte como un hobby.

Sin embargo, cuenta que fue en el 2012 cuando cambió su forma de innovar, pues explica que cada vez que realiza algo nuevo, se ve más moderno que la anterior creación, ya que los materiales van cambiando con el tiempo.

“La mejor manera de construir el futuro es haciéndolo con lo que hoy se desecha”. De esta manera le da un mejor uso a los productos contaminantes, ya sean piezas de computadoras o restos de celulares. Sus obras oscilan entre $ 200 y $ 400.

Alma de reciclador

Lo que la gente bota, él lo recoge. Una semana es el plazo que el artista Juan Carlos Zambrano se toma para que alguien más aproveche el cable u objeto que ha visto en la calle.

Luego de los siete días, él y su playo van a su rescate para darle una nueva vida útil. A este arte lo ha denominado como ‘basutería’, pues en su taller, donde crea, corta, arma o desarma, sus paredes desbordan objetos como cubetas de huevos, llantas y tubos de neumáticos.

Con estos últimos fabrica zapatillas de diferentes modelos, cuyos elementos para crearlas los encuentra en vulcanizadoras, y los paga con trueque. “A ellos les parecía increíble que lo que botan luego se convierta en sandalias”, comenta y añade que las vende entre $ 12 y $ 15. Aunque más le interesa exponer que vender.