Apoyando a la paz en Colombia

Aunque en las relaciones internacionales se promueve el denominado principio de la no intervención, el Ecuador se atiene, cuando los asuntos en que decide participar involucran la defensa de la democracia y de los derechos humanos, a la denominada Carta de Conducta, suscrita en la ciudad de Riobamba hace ya treinta y seis años, pero en plena vigencia por lo avanzado de los principios en que se sustenta.

Así: “1) Procurar un ordenamiento político subregional generado en la democracia de extracción popular y definido carácter participativo, sin perjuicio de los principios de autodeterminación de los pueblos, de no intervención y del pluralismo ideológico” es el primer compromiso.

Ese considerando justifica plenamente lo actuado en relación a la voluntad de contribuir a la búsqueda de la paz en Colombia, permitiendo negociaciones en territorio ecuatoriano entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla del denominado Ejército de Liberación Nacional, puesto que privilegia la consolidación de una democracia originada en el voto y sustentada en la participación de los ciudadanos. (Importante sería ponerlo igualmente en práctica en relación a la actual situación de Venezuela.)

Más todavía, cumpliendo el mandato del numeral tercero que determina: 3) Reiterar el compromiso solemne de que el respeto de los derechos humanos, políticos, económicos y sociales constituye una norma fundamental de la conducta interna de los Estados del Grupo Andino y que su defensa es una obligación internacional a la que están sujetos los Estados y que, por tanto, la acción conjunta ejercida en protección de esos derechos no viola el principio de no intervención”.

Conviene recordar, aunque no haya sido aludido en relación a la voluntad ecuatoriana de asumirlo como razón para ofrecer su territorio como espacio de búsqueda de la paz, que la Carta de Conducta la firmaron Julio César Turbay Ayala, como presidente de Colombia, y Luis Herrera Campins, como presidente de Venezuela. En todo caso, es responsabilidad de los ecuatorianos, constitucionalmente establecida, la de “colaborar en el mantenimiento de la paz y de la seguridad”.

Cuando el resultado del reciente plebiscito colombiano rechazó los acuerdos de La Habana, no rechazó la búsqueda de la paz y es bueno que el Ecuador contribuya a su afianzamiento.