MUERTE CRUZADA LASSO
Resolución. Con un decreto el presidente Guillermo Lasso disolvió la Asamblea Nacional.ARCHIVO

La antesala de una Muerte Cruzada

Luego de yacer por 15 años en la Constitución, la figura despertó. Varias son las causas que anteceden a su activación, nadie se hace responsable 

Grave crisis política y conmoción interna fueron las causales por las que el presidente Guillermo Lasso activó la muerte cruzada en la madrugada del pasado 17 de mayo, luego del primer día de comparecencias en el juicio político que la asamblea rápidamente desarrollaba contra el jefe de Estado. Sin embargo, para varios analistas políticos este desenlace era de esperarse, debido a un sinnúmero de errores, descuidos e indecisiones del primer mandatario.

La muerte cruzada es un mecanismo constitucional que por primera vez fue incluido en la Constitución de 2008, elaborada en Montecristi, “para disolver tanto a la presidencia como a la asamblea y para convocar rápidamente a nuevas elecciones cuando exista fraude democrático, es decir, cuando el presidente o la asamblea no cumpla con su deber para con la nación”, sostiene Aminta Buenaño, quien ejerció la primera vicepresidencia de la Asamblea Constituyente.

Además, impedir la destitución de presidentes, como a los tres que fueron derrocados entre 1996 y 2005: Jamil Mahuad, Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez, forzando la Constitución, indica la exasambleísta. En esos nueve años, Ecuador tuvo siete jefes de Estado, lo que generó una inestabilidad política.

Aunque con este marco legal, manifiesta el catedrático Edwin Espinoza, ahora es mucho más difícil expulsar a un presidente de su cargo mediante complots, ya que se debe seguir la reglamentación democrática, Lasso “está cercado por todos lados, debido a que no solo la gente común y sus votantes están descontentos, también lo están los otros partidos, incluso los de la derecha y el resto de los sectores que se supondría que deberían apoyarlo”.

Los expertos consultados por este Diario concuerdan en que el incremento del impuesto a la renta a quienes ganaban más de $ 800, la vulneración de los derechos laborales, la disminución del presupuesto del gasto público, el no invertir en salud y en educación, la mala calidad de los servicios públicos, el incremento de la inseguridad, la delincuencia, la falta de una agenda social, el beneficiar más a los sectores cercanos al primer mandatario y la falta de gobernabilidad junto con el legislativo son los factores fundamentales del porqué hoy el país transita por una muerte cruzada.

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Pero esta figura ha estado presente desde el inicio del Gobierno de Guillermo Lasso. A partir del quinto mes de gestión, el primer mandatorio comenzó a advertir que recurriría a la muerte cruzada si el Legislativo persistía en bloquear la aprobación de leyes. Para la analista política Irene Vélez, el presidente usó este mecanismo constitucional como una herramienta disuasoria y para tratar de llegar a acuerdos con los legisladores, aunque creería que si la hubiera aplicado cuando gozaba de popularidad, luego de su éxito de su plan de vacunación contra COVID-19, actualmente gozaría de una mayoría legislativa.

Para la política Martha Roldós no solo se trata de las equivocaciones de Guillermo Lasso, “acá hay una corresponsabilidad de todos los actores y de quienes dirigen todas las funciones del Estado”, entre ellos menciona a: Virgilio Saquicela, Iván Saquicela, Wilman Terán, quienes presiden la Función Legislativa, la Corte Nacional de Justicia y del Consejo de la Judicatura, respectivamente; y de la Corte Constitucional por dar paso al juicio político.

No obstante, Roldós cree que los errores del Ejecutivo se deben a “una extremada ingenuidad o a una mala lectura del escenario político, ya que Lasso, al inicio de su Gobierno, pensó que podía tratar con el correísmo como si fuera una fuerza política par, con la que se podría negociar”. Pero Vélez va más allá y asegura que la actual realidad política del país “es producto de que el correísmo fraguó el golpe” al consolidarse políticamente con los resultados de los comicios seccionales de este año, donde gana un gran número de alcaldías y prefecturas -inclusive arrebata al Partido Social Cristiano su bastión en Guayas-y Lasso pierde el referendo. A esto, Roldós le suma los puestos que el correísmo consigue en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

Con el respaldo de la población, reflejado en las urnas, y con la ausencia de un competidor fuerte a la vista, la Unión por la Esperanza (UNES), una alianza política entre los movimientos Revolución Ciudadana, Fuerza Compromiso Social y Centro Democrático, se animó a torear al Ejecutivo para que llamara a muerte cruzada y a sostener el juicio político en contra de Lasso, instando a que la legislatura se mantuviera en el rol que venía ejerciendo: hacer oposición.

Para la abogada Marena Briones, el constante e irresponsable boicot por parte de la mayoría legislativa a gobiernos que no son de su tendencia o agrado, simplemente por llevar la contraria y sin plantear alternativas razonables, han sido una de las perversiones políticas que más daño han hecho al Ecuador y han sido un lastre para su desarrollo. Por lo que conjetura que, dado el juicio político y su altamente probable desenlace, lo más sensato que podía hacer el primer mandatario era recurrir a la muerte cruzada, un mecanismo que tiene visos de estrategia de mutua amenaza: si me voy yo, también te vas tú.

En cambio, Jorge Vélez, exasambleísta suplente de la bancada UNES, cree que Lasso firmó el Decreto Ejecutivo 741, con el que dio paso a la muerte cruzada y cesó a la asamblea, porque era la única salida que tenía “al darse cuenta de que no contaba con los votos para salvarse del juicio político y, a su vez, para poder gobernar bajo decretos y así lograr limpiar, de una u otra forma, su imagen como presidente”. Con esto concuerda Buenaño. Para la política, “al presidente solo le interesa defender su honor, ya que ha manifestado que se le está asesinando su reputación, cuando en realidad aquí se está asesinando a diario a la gente”.

Por otra parte, el exasambleísta rechaza las acusaciones de que UNES ha orquestado o trabajado en la inestabilidad política del Gobierno; “no es culpa de nosotros que él no sepa gobernar; este es el desenlace de un régimen que no cumplió con lo que prometió en campaña”. A su vez cree también es la oportunidad democrática para corregir los errores y cambiar de timón.

En definitiva, han sido varios los factores que crearon el ambiente propicio para que se configure la muerte cruzada, sostienen los expertos políticos consultados, por lo que, ante estas circunstancias, su aplicación era obligatoria para Lasso, para poder “alargar su gobierno por 90 días más”, sostiene Espinoza.