America Latina en disputa

He vuelto a Buenos Aires cuando los árboles de jacarandas están en proceso de florecer. De hecho, me han tocado unas frescas y soleadas mañanas donde resaltan y encantan las florecitas violetas. Los taxistas explican que el baile colorido de las jacarandas en los parques es la plenitud de la primavera en el Cono Sur. Cuando les pregunto si también hay una primavera política con el triunfo de Alberto y Cristina Fernández, las respuestas son varias. No hallo optimismo, tampoco derrota, pero dudas por montones, especialmente por la inquietud compartida sobre si América Latina está en disputa.

¿Está América Latina en disputa? Pareciera. Se acaba de confirmar la siguiente cumbre del llamado Grupo de Puebla (entre el 8 y 10 de noviembre) en la capital argentina. El Grupo de Puebla es mirado como una segunda parte del denominado Foro de São Paulo y se cobija bajo el término “Progresismo”. Nació en julio pasado en la ciudad de Puebla en México, con la participación de 32 líderes representantes de 10 países. En una de las fotografías publicadas entonces, aparecían Gabriela Rivadeneira y Guillaume Long por Ecuador. Como integrante del grupo de Puebla, en su página oficial, está el expresidente Rafael Correa y funge como fundador el excandidato presidencial chileno Marco Enríquez Ominami.

Aunque habrá que esperar unos días para la cumbre oficial, la Ciudad de México sirvió para una suerte de ensayo, dejando más dudas que certezas. Y es que el primer viaje oficial del presidente electo de Argentina fue México, para un encuentro con Andrés Manuel López Obrador, el izquierdista jefe de Estado mexicano. Con ellos coincidió el expresidente Rafael Correa, en su rol de entrevistador para la cadena televisiva Rusia Today, RT, cada vez más presente en la región latinoamericana.

Será interesante saber cómo Fernández y Correa abordarán la dura posición del presidente salvadoreño Nayib Bukele al haber expulsado a los diplomáticos de Venezuela, sin reconocer al régimen de Nicolás Maduro. Una posición que podría repetirse con el próximo Gobierno de Alejandro Giammattei en Guatemala, quienes evidentemente no participan de las posiciones “progresistas” del Grupo de Puebla.

En la prensa argentina se tomaba con inquietud el encuentro de Correa y Fernández, considerando al exmandatario ecuatoriano demasiado cercano al régimen de Nicolás Maduro. Diario La Nación destacaba declaraciones de Correa reconociendo que estaba ayudando al Gobierno de Caracas a modo de ‘consultor’.

El llamado progresismo latinoamericano se ubica en la otra orilla del Grupo de Lima y en el otro frente respecto a Venezuela. Es tan respetuoso en la teoría que resulta permisivo en la práctica y deja a la imaginación el papel que ha jugado en los disturbios en Ecuador y Chile, con su dedo acusador solo dirigido a los Estados, como si las protestas no hubiesen sumado vandalismo y las víctimas solo se ubicaran en el lado de los protestantes.

Comprendo la inquietud de los argentinos con quienes he hablado. Entiendo la prevención que parece envolverlos. Cuando me preguntan les respondo que tampoco el futuro del Ecuador está muy claro, que todavía no terminamos de sumar y restar en las protestas de octubre; que la causa indígena no llega a explicarse, que sus líderes se contradicen aunque hablen en representación del pueblo aun sin legitimar tal representación. Les digo finalmente que ese es un reto nacional, acaso primero y urgente, antes de emprender en la disputa por América Latina.

Hay suspiros y silencios, porque habría demasiado por explicar y entender... prefiero ahora buscar un café con medialunas y confiar en que la disputa puede devenir en progreso.