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Acciones. Rescatistas y voluntarios luchaban ayer por retirar lodo y escombros, pero lo hacían con cautela.Henry Lapo/EXPRESO

Aluvión: la búsqueda manual alarga la incertidumbre

La cifra de desaparecidos han variado de forma drástica en 72 horas. El tipo de lodo que trajo la avalancha dificulta la limpieza y recuperación

Una tarea que parece interminable. Ayer se cumplieron 72 horas del aluvión que destruyó parte de La Comuna y La Gasca, en el noroccidente de Quito, y las labores de búsqueda y remoción de lodo y escombros en las zonas más afectadas continuaban a paso lento, al menos a criterio de quienes tienen un allegado que no aparece.

Una eternidad es lo que sintió que transcurrió la familia de Jefferson Pila, que por dos días no tuvo claro lo que sucedió con su primo Patricio Criollo. La incertidumbre crecía porque algunos vecinos les decían que lo vieron escapar de la avalancha y otros, en cambio, que no lo logró. Por eso, ingresó a la lista de personas reportadas como desaparecidas.

Buscaron en albergues, hospitales públicos y clínicas privadas. A la vez, pedían a los rescatistas del Cuerpo de Bomberos de Quito y de la Policía Nacional que aceleren el trabajo. Luego de 48 horas de la tragedia, el cadáver de Patricio fue encontrado a pocos metros de distancia de su propia vivienda, terminando con ese drama, pero iniciando otro: el del dolor del sepelio.

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A mi primo los rescatistas lo encontraron debajo de una torre de escombros y troncos que tomó varias horas retirar, porque tuvieron que cortar. Teníamos la esperanza de encontrarlo con vida

Jefferson Pila,
​familiar de fallecido

La lista de desaparecidos ha ido variando drásticamente en estos días de la emergencia. El primer reporte oficial, del 1 de febrero a las 08:00, hablaba de 16 personas que no podían ser localizadas. Esa misma tarde la cifra bajó a doce.

Al día siguiente, la ciudad amaneció con la noticia de que eran seis los desaparecidos y ayer subieron a diez, pero al mediodía los reportes recibidos por el Sistema Integrado ECU-911 dijeron que eran cinco.

El general Fausto Salinas, director de Seguridad Ciudadana y Orden Público de la Policía Nacional, le dijo ayer a EXPRESO que hay explicación para estas variaciones en este tipo de emergencias. “Hay gente que recién se da cuenta de que alguien falta y lo denuncia como desaparecido. En otros casos, un familiar empieza a llamar a un ser querido que vivía en el sector, no le contesta, se asusta y denuncia. La figura de desaparecido no quiere decir que esté muerto. Algunos aparecen, se les borra de la lista y por eso cambia la cifra de un momento a otro”, argumentó el oficial.

Pablo Reina ayudaba ayer a sus vecinos a limpiar el frente de su vivienda, ubicada a unos metros de la cancha de ecuavóley, que es donde hubo la mayor cantidad de víctimas. Cada cierto tiempo dirigía la mirada hacia los bomberos, policías y militares que trabajaban en la remoción de material. Llegó a vivir hace poco al barrio y allí entabló amistad con un morador al que identifica como don Guido, que ahora no aparece. Cuenta que sus familiares lo han buscado por todas partes y no lo encuentran. Saben que miraba el partido de vóley la tarde que se produjo la tragedia.

Los rescatistas continuaron ayer haciendo una labor manual en las áreas donde sospechan que puede haber víctimas mortales, lo que hace que el trabajo sea lento. El comandante del Cuerpo de Bomberos de Quito, Esteban Cárdenas, explicó ayer a este Diario que la tipología del evento complica las labores en tiempo y seguridad.

El procedimiento de rescate en estructuras da un plazo de 72 horas después de haber recuperado la última persona con vida, para seguir con labores manuales. Eso fue a la medianoche del lunes.

Esteban Cárdenas,
jefe del Cuerpo de Bomberos de Quito

Esto porque no solo se trata de agua con tierra, sino de lodo con piedras, troncos y pedazos de estructuras que fueron destruidas. “Cuando solo es un colapso estructural podemos intervenir con cámaras y sondas, pero aquí es imposible hacerlo. Estamos condicionados a depender de la inspección visual de los rescatistas y de lo que pueden detectar los canes”, manifestó el jefe de los bomberos.

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Estaba previsto que anoche los equipos de rescate evalúen la situación, pasadas las 72 horas del aluvión, para determinar si es el momento de aplicar otras estrategias o extender por 24 horas más la búsqueda manual.

Cristian Rivera, gestor de Riesgos de la Universidad Central del Ecuador, señaló que la tarea de búsqueda no es sencilla porque la avalancha llegó con su fuerza máxima hasta un kilómetro más allá de la cancha de ecuavóley y algunos heridos y fallecidos fueron encontrados en el sector del parque Italia.

“La zona en la que se presume está la mayoría de desaparecidos es altamente compleja y sensible. Por ahora, no se puede ingresar con demasiada maquinaria pesada porque incluso puede haber movimiento brusco de más material. Es un rescate muy difícil porque este flujo de lodo tiene otras características”, detalló Rivera.

Extensión

La denominada zona cero no se limita únicamente a la cancha de ecuavóley y sus alrededores. Abarca 1,8 hectáreas que han sido divididas en cinco cuadrantes, que cuentan con la intervención de igual número de equipos de rescate.

Avalancha

La Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps) calcula que el aluvión movió 25.000 metros cúbicos de material. Ninguna autoridad se arriesga a dar fecha para el fin de los trabajos.

Tecnología

Ante la imposibilidad de ingresar sondas con cámaras para la búsqueda de posibles víctimas, los bomberos analizan la posibilidad de usas escáneres. Sin embargo, el resultado es incierto porque detectan temperatura, y la humedad con el frío podrían dar otros resultados.