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Alucinaciones ideologicas

Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

Son recurrentes las frases disparatadas (“mata neuronas”) de personeros venezolanos que uno se pregunta ¿qué es lo que fuman?

La última perla cultivada es la del flamante ministro de Finanzas del señor Maduro, quien, con novísima teoría, ha expresado que la inflación no existe, y es todo producto de la guerra del imperio.

Ministro, la inflación pueden no sentirla los boliburgueses, pero pregúntele a la gente en la calle y obtendrá su respuesta.

Es inflación engendrada por su Gobierno, pues, aunque usted lo ignore, en economía todo se reduce a oferta y demanda, y la oferta fiscal es el gasto público.

Su Gobierno, diecisiete años en el poder, se caracteriza por su desconocimiento de la materia económica, y por ser irresponsable y adepto al malgasto.

Quienes lo han presidido pensaron que habían descubierto el inagotable cuerno de la abundancia, y que era de su propiedad. Para ellos el Banco Central de Venezuela sirve para imprimir billetes y engañar a los incautos.

Su bizarra ideología les hace pensar que el Gobierno debe producir absolutamente todo y manejar, igualmente, todos los sectores.

Que los empresarios de toda estirpe y tamaño deben ser reemplazados por burócratas cuya consigna no es la de producir, sino la de crear las condiciones de carestía y escasez, que son la marca de su socialismo del siglo XXI. Sí ministro, no obstante que usted confundió los conceptos y llegó a conclusiones cantinflescas en su discurso, en el socialismo sí hay represión del sistema de precios; este deja de ser el filtro del “racionamiento” del consumo – porque después de todo, uno compra aquello que puede pagar – para ser reemplazado por la fijación de precios que no doblega la inflación pero sí da origen, aparte de la corrupción, a las interminables colas de consumidores que deben malgastar su tiempo para adquirir desde papel higiénico hasta cofres mortuorios, no se diga alimentos y medicinas.

No hay guerra imperialista de por medio que haya liquidado el precio del petróleo. Sus hermanos árabes sauditas fueron quienes iniciaron, y han sostenido, este ‘round’ de la guerra de precios, cuando decidieron que, para mantener la posición de mercado, debían sacar a los rusos, a los persas, a los gringos y a quien fuere – léase venezolanos o ecuatorianos –del mercado.

A los últimos los han devastado; los rusos y los persas tienen jaqueca. Los gringos, que no dependen de Gobierno alguno, han bajado su producción en 400.000 barriles, pero han bajado también sus costos. ¿Cuál es el resultado para sus putativos hermanos sauditas? Pues que han perdido $70.000 millones en reservas y que, al paso que van, se quedan sin plata – como los de por acá – en cuatro años.

El jefe de la oposición ya le contestó a usted en forma elegante, al decirle que su afirmación tiene “inflación de ideología y deflación de sentido común”.

Son ustedes el problema, por lo que mal pueden concebir soluciones. Entretanto, el pueblo ya les dio su merecido, pero ustedes pretenden aún actuar como si nada hubiese ocurrido.

Esa, señor, sí es una alucinación que lamentablemente causa la ruina de todo un país.

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