ENRIQUE CHÁVEZ PINO - gerente general de ALIBANA

Alibana obtiene certificacion organica

Se muestra ansioso y lleno de expectativas. A sus 72 años, Enrique Chávez mantiene el sueño de seguir viendo crecer a Alibana, aquella empresa que desde 1998 le ha dado grandes satisfacciones como empresario y que continúa siendo el motor de nuevos proyectos.

Nació en Manabí (Manta), pero Chávez cuenta que desde los seis años vive en Guayaquil, la ciudad que lo formó como profesional, pero también como industrial. Fueron sus estudios de Economía lo que lo llevaron a vincularse a este último mundo. Primero dando asesoría en la empresa Consultores del Pacífico y luego trabajando 20 años para el Centro de Ejecutivos, “la primera institución de educación continua empresarial que ha tenido esta ciudad”. Fue ese entorno de trabajo y su contacto constante con empresarios lo que lo animó a montar sus propios negocios. Se convirtió un tiempo en comerciante arrocero y más tarde, en empresario bananero. Pero no de aquellos que venden la fruta al mundo, sino de los que buscan hacer de ella productos con mayor valor agregado.

Chávez vio en la harina de banano una forma de conquistar mercados. Sabía que en el país existía una demanda que no estaba siendo atendida, por ello aceptó la propuesta de comprar una pequeña planta en Naranjal y redireccionar su producción que, en un inicio, estaba destinada a la fabricación de alimentos balanceados.

Su primer cliente, cuenta, fue la internacional Nabisco Royal (hoy Kraft Foods), que en ese entonces requería el producto para elaborar colada morada. Actualmente esta firma continúa siendo un socio importante, pero comparte posición junto a otros mercados, como Japón y Estados Unidos.

Con orgullo anuncia que Alibana logró obtener este año una certificación orgánica, un mérito que le está permitiendo conquistar con mayor fuerza al país americano, donde va el 40 % de su producción. “Eso nos está abriendo oportunidades sumamente interesantes, algo que creemos podría replicarse también en mercados europeos”.

Muchos empresarios califican este año como difícil, pero este máster en Desarrollo Industrial (graduado en Georgia Tech, EE. UU.) está convencido de que este 2016 será de crecimiento para Alibana. Es el año en el que espera casi duplicar las 120 toneladas de producción que se generan en su planta y dar un empuje a nuevas líneas: alimento balanceado a partir de la cáscara de la fruta y materia prima para la industria farmacéutica, que lo obtendrá del polvo de la hoja de la fruta. Dos proyectos a los que espera dar mayor impulso cuando empiece a operar el Centro de Innovación y Emprendimiento, la incubadora de nuevos negocios que, con la ayuda de gremios empresariales, espera poner a disposición de Guayaquil. “Ya nada de lo que hago lo hago por ganar recursos, lo hago por la necesidad de crear y seguir sirviendo a los demás”, dice Chávez, quien en su vida también ha desempeñado cargos públicos, como gerente del Banco de Fomento y director del Banco Central.