Comederos. El alimento balanceado es el mayor rubro en los gastos.

Las algas hacen del camaron ecuatoriano una delicatesen

El camarón es la joya alimenticia de Ecuador. En el mundo gourmet no hay un producto tan apetecido como aquel que sale de las piscinas de El Oro, Guayas, Manabí o Esmeraldas y que tiene un sabor especial, mejor textura y con más grasa.

El camarón es la joya alimenticia de Ecuador. En el mundo gourmet no hay un producto tan apetecido como aquel que sale de las piscinas de El Oro, Guayas, Manabí o Esmeraldas y que tiene un sabor especial, mejor textura y con más grasa.

Y eso lo conoce bien la industria ecuatoriana, que halló en las algas diatomeas el silicio que vuelve una delicatesen a sus crustáceos, dicen camaroneros y técnicos nacionales y foráneos a Diario EXPRESO.

Robert Vera, quien ha investigado los efectos de los productos no convencionales en acuicultura y agricultura, expresa que en Ecuador “las diatomeas, que tienen aceites especiales y silicio, le dan un sabor a mar, un sabor a yodo único en el mundo”.

Jujan José Aguayo, gerente general de Crimasa, expresa que “lastimosamente la modificación genética del camarón para hacerlo más resistente a enfermedades ha ocasionado que el código genético del animal se haya alterado al punto de que no puede vivir en grandes cantidades sin alimento introducido por el hombre (balanceado)”.

Hace algunos años Crimasa alimentaba a sus camarones tan solo con una abundante fertilización en el agua, lo que hacía posible la proliferación de diatomeas (algas benéficas). Hoy por hoy, no es posible lograr un negocio sustentable si no se alimenta con un complemento como el balanceado.

En cuanto al efecto de las diatomeas en el sabor del camarón, basado en su experiencia, lo considera posible.

También lo cree posible Fernando Takamura, de Inbiormin, quien provee las diatomeas traídas desde Perú a las empresas ecuatorianas.

Ese sabor especial hace que aun los principales productores mundiales, como Vietnam, China o Tailandia, importen camarón ecuatoriano. Algunas fábricas lo compran y luego lo reexportan. El año pasado Vietnam, el quinto productor de Asia, según datos del Banco Central, importó 747 millones de dólares del crustáceo.

El uso de silicio reduce el costo por compra de alimento balanceado y más cuando el agua de las piscinas contiene dos clases de diatomeas: la navícola y la talasocira, que ayudan al ácido graso del camarón y de la larva. La segunda también controla el oxígeno en la piscina. Es decir, logra que el camarón no se estrese.

Su uso es importante, entonces, porque reduce los costos de producción, al bajar la mortalidad, cosechándose “2.500 libras por hectárea”, dice Takamura a EXPRESO.

La calidad del agua, con diatomeas o fertilización con minerales no metálicos, mejora.

Los beneficios no solo se quedan en una mejora económica, sino en la garantía de acceso a mercados exigentes, como la Unión Europea y Estados Unidos, que prefieren un camarón orgánico.

Las algas fosilizadas se activan

Antes las diatomeas proliferaban inorgánicamente, con urea y otros insumos. Pero Fernando Takamura encontró un mineral denominado tierra de diatomeas, que se haya en minas en Perú, cercanas al mar.

“Se trata de un mineral fosilizado blanquizo, algas fosilizadas durante millones de años que se activan, viven de nuevo con el agua del estanque, melaza y una bacteria. Aplicamos al mediodía, cuando pega el sol directamente, y hay fotosíntesis y allí la diatomea prolifera”, explica.

Esto es muy importante, señala, para mantener la calidad del camarón ecuatoriano, apreciado por su sabor y contextura.