Alfaro usaba Windows

Lo que identifica al modelo cubano al adueñarse de un país, es su pretensión de perpetuidad. De ahí que lo más peligroso dentro de ese esquema sea el gatopardismo electoral. Proponer “cambios” para darnos la idea de que se está reformando el sistema, mientras se lo mantiene. Esta es su más temible apuesta para el retorno. Semejante pendejada (RAE, tontería) de reforma electoral como la propuesta por el CNE, no toca los males endémicos en el Ecuador de los últimos años. El primero es el fraude electoral que se produce en el conteo de votos mediante los sistemas computarizados. -¿Tu héroe Eloy Alfaro usó Windows para contar sus votos, ratón del ático? -No pues. No puedes comparar. En esa época no había tantos votos. ¿Cómo cuentas diez millones de votos manualmente? -¿No has visto las máquinas de billetes de los bancos? Cuentan hasta 1.800 billetes por minuto. Es decir que con 1.000 máquinas cuentas 18 millones de votos en diez minutos ante los ojos del público. Porque el fraude se hace el momento en que la ciudadanía pierde el contacto visual con los votos. Y no es por jorobar, sino porque el art. 62 de la Constitución dice que los votos se escrutan públicamente. El momento en que el público pierde el contacto visual con ellos estás violando la Constitución. Esto, sumado al hecho de que el Ecuador es el único país de idiotas donde los extranjeros deciden el futuro, cubre con un negro velo la transparencia del proceso. Es que ... doña “Dayana” se encontraría empecinada en la romántica tarea de empadronar miles de venezolanos, cuyos votos cambiarán el resultado a su favor. Anda y vota en Alemania o Inglaterra sin ser ciudadano a ver si puedes. Para impedirlo se requiere una reforma constitucional que les suprima el derecho al voto. -¡Eres un xenófobo! Pobre gente. ¿No ves que huyen de Venezuela? ¡No van a votar por lo mismo! -¿Huyen? ¿Te caíste del petate?

Lo cierto es que se sigue ejecutando el siniestro plan del roedor belga para recuperar el poder. Descaradamente anuncian ya en redes sociales que serán gobierno el 2021. Ya sabemos cómo. Y se los estamos permitiendo.