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Alemania ofrece trabajos de un euro la hora a refugiados

Servir comida, reparar camas o regar plantas son las ofertas de “minitrabajos” que los refugiados pueden realizar en Alemania por una paga de un euro la hora, una medida cuestionada por las dudas de su eficacia para integrar a los recién llegados al me

Colaboración. Refugiados demuestran sus habilidades durante una feria de trabajo para solicitantes de asilo, organizada por Siemens en Berlín.

Servir comida, reparar camas o regar plantas son las ofertas de “minitrabajos” que los refugiados pueden realizar en Alemania por una paga de un euro la hora, una medida cuestionada por las dudas de su eficacia para integrar a los recién llegados al mercado laboral.

Cucharón y espátula en mano, Zaid, un iraquí de 23 años, levanta la cubierta de una bandeja llena de gulash y de croquetas de papa, un plato “muy alemán” que adoba con aceite y caldo de res. De 18:30 a 20:00, está empleado por la ciudad de Berlín para distribuir la cena a otros 152 refugiados sirios, iraquíes, afganos y moldavos que acuden a un gimnasio de Berlín trasformado en centro de acogida temporal.

“Esto me permite tener contacto con alemanes que vienen aquí a distribuir la comida como voluntarios y así practico el idioma”, explicó sonriendo el refugiado, que huyó de su ciudad natal Hilla, con su padre y su hermana hace seis meses. “Ya no ando dando vueltas por la ciudad sin saber qué hacer”.

En el albergue donde vive, el aburrimiento a veces causa conflictos, ya que la más nimia tontería lleva a la gente a subir la voz, en disputas que incluso a llegan a las manos.

Berlín emplea a 3.925 refugiados en 75 centros de acogida. La ciudad, criticada por la gestión de la llegada de los migrantes, ahora quiere ampliar su oferta de “empleos por un euro” a asociaciones catalogadas como de utilidad pública.

En Baviera más de 9.000 personas ejercen este tipo de empleos. En Hanóver pueden trabajar reparando bicicletas, clasificando ropa o acompañando a los niños a la guardería, a cambio de clases de alemán.

El ministro de Trabajo, Andrea Nahles, prometió 100.000 empleos de este tipo para los refugiados. Estos “miniempleos” de un euro habían sido lanzados hace diez años en una reforma del mercado laboral.

“En el corto plazo, es una medida juiciosa ya que de otra manera los refugiados no tendrían ninguna oportunidad de trabajar”, estimó Ronald Bach-mann, economista en el instituto RWI, con sede en Essen.

Mientras que su expediente no haya sido analizado, los demandantes de asilo no tienen derecho a trabajar legalmente.

“Ver a los refugiados trabajando también envía una señal política”, afirmó en referencia al discurso populista que critica que los migrantes vivan a costa del Estado alemán.

Estos empleos, que estaban destinados a desempleados de larga duración, habían casi caído en el olvido y ya que “es muy raro que permitan insertarse en el mercado laboral, pues no se aprenden muchas cosas”, señaló Bachmann.

El presidente de la Federación Alemana de Sindicatos, Reiner Hoffmann, se pronunció en contra de estos empleos, ya que afirma que su país necesita un programa más ambicioso para integrar a los refugiados en el sistema productivo.

En este sentido, Hólger Schäfer, experto en mercados laborales del Instituto IW, opinó que este programa “subvenciona la exclusión de los refugiados del mercado laboral”.

Zaid, por su parte, espera que los cursos de integración que tomó en un liceo de Berlín le permitan próximamente retomar los estudios de Informática que interrumpió en Irak.