Alegría. Los seleccionados alemanes celebran con el trofeo de la Copa Confederaciones que se jugó en Rusia. El próximo año defenderán ahí mismo la corona de la Copa del Mundo.

Alemania, en la cima del mundo

Los europeos miran optimistas hacia su futuro. Con un equipo joven se consagraron campeones de la Copa Confederaciones.

Alemania manda en la actualidad y amenaza con gobernar en las próximas generaciones. Con un equipo considerado alterno, por su juventud, se proclamó campeona de la Copa de las Confederaciones. Y lo hizo tras derrotar a una plantilla chilena que está considerada entre las mejores de su historia.

Este título para los teutones llega apenas tres días después de ganar la Eurocopa Sub-21. Además, son los vigentes campeones del mundo. Con estas referencias se pinta un buen futuro para sus vitrinas.

Si bien en la cancha todo fue parejo e inclusive los sudamericanos mandaron en los primeros minutos, el juego se desequilibró por la eficacia alemana al cobrar los errores rivales.

Un exceso de confianza fue clave para cambiar la historia. Marcelo Díaz se entretuvo con el balón, Timo Werner se lo robó y ante la salida de Claudio Bravo jugó atrás para que Stindl empujara a placer.

Antes, Chile había sido un vendaval, aunque bien sujetado por los defensas y el arquero Marc-André Ter Stegen. A pesar de su inexperiencia internacional, los alemanes demostraron oficio para capear a la bicampeona de la Copa América.

El gol no trastocó el guion del partido. Chile siguió tocando con fluidez para llegar al área y Alemania lo apostó todo al contraataque, mediante la velocidad de Julian Draxler y Werner. Pero en los siguientes minutos la Roja empezó a pagar el peaje físico de su salida en tromba y multiplicó los fallos.

Así, Alemania encontró la fórmula: presionar y obligar al error. Obtuvo dos más, pero las perdonó. Primero Draxler, al disparar cerca de uno de los postes y luego Goretzka, que se topó con Bravo, en una acción que comenzó por un pase regalado de Gonzalo Jara.

Chile perdió fuelle al inicio de la segunda mitad. A su juego le faltó chispa y cada vez fue más previsible.

En la recta final, más con corazón que con fútbol, Chile sumó más ocasiones. Vargas, a la media vuelta, disparó a las manos de Ter Stegen, Vidal por encima del larguero y Angelo Sagal no pudo a pesar de que el arquero estaba rendido, tras pase de Edson Puch.

Ya en el descuento, Alexis Sánchez lanzó una falta y Ter Stegen exhibió reflejos para asegurar el marcador y sumar un nuevo título para el fútbol alemán, que amenaza con mantenerse en la cima por algunos años más.