Agricultura y Educacion

No es nada fácil ocupar un sitial en un gabinete cuyo presidente es un verdadero estadista que tiene noción de lo que debe hacer, autoridad suficiente, y es capaz de mantener una relación estrecha y cordial con sus colaboradores, lo cual es un estímulo permanente que genera para su equipo un ambiente de alto rendimiento, eficacia y ejecutividad.

Como ministro de Salud, ajeno como era a las reuniones sociales, me dediqué a recorrer todo el país para conocer de boca de los ecuatorianos perdidos en el mapa, sus anhelos y necesidades. Recuerdo el pedido en El Bombón, de la región amazónica ecuatoriana, de un puente pequeño para sacar a la venta unas naranjillas soberbias, construido luego por Erwin Ripalda, y una bandera del Ecuador para una escuela que deseaba izarla los lunes antes de empezar la semana escolar, la cual mandé a entregar.

Recorriendo El Guabo, conocí un establecimiento: el Instituto Técnico Agropecuario Manuel Isaac Encalada Zúñiga, que era dirigido entusiastamente por su rector, quien soñaba convertirlo en una verdadera escuela agrícola latinoamericana, similar a la de Honduras.

El sábado, con el señor Darko Marich, lo visité en Pagua, cerca de Río Bonito, viéndolo derruido en partes y mal mantenido, y me enteré de que el Ministerio de Educación quiere transformarlo en una escuela del milenio, cuya historia es catastrófica al haber demostrado ser la sinrazón de la educación, a la que con un folclorismo pavoroso y destructivo, Rafael Correa quiso orientar a la niñez.

Es un sector de la patria cuya gente tiene una vocación agrícola por antonomasia, donde se cultiva banano, naranjas, mandarinas, cacao, café, existiendo además zonas ganaderas y camaroneras, terruño en el cual el Gobierno debe invertir para hacer realidad el sueño de aquel visionario orense y crear allí la gran escuela agropecuaria latinoamericana, para formar ecuatorianos agricultores y ganaderos que se encarguen de convertir al Ecuador en el granero de América.

Invito cordialmente a los ministros de Agricultura y Educación para que visiten El Guabo y rediman una tierra feraz, que espera ser tratada como se merece.

Y sigo andando...