Atravesar esa etapa es parte del crecimiento y la transformación de un individuo.

Adolescente rebelde, que hago

No enloquezca ni permita daños comunicacionales y afectivos. Rompa la barrera emocional que lo separa de su hijo con diálogo y acuerdos.

Le dice que vuelva temprano, pero su hijo llega a la hora que se le antoja. Lo quiere llevar a una reunión familiar y se niega a ir. De un momento a otro, luce un piercing y usted ni enterado. Sí, apareció la adolescencia acompañada con una invitada no deseada, la rebeldía.

Entre tanto, usted se desespera. No quiere que busque malas compañías, se vaya de casa, caiga en adicciones, abandone los estudios, se convierta en mal ejemplo para sus hermanos, protagonice peleas físicas o psicológicas en el hogar (que generan resentimientos y rencores por años), se deprima o tenga pensamientos suicidas.

El doctor Samuel Merlano, psicólogo clínico y orientador familiar, afirma que la ‘sublevación’ en esta etapa es parte del crecimiento y transformación. “Él vive cambios físicos, sociales, emocionales y psicológicos, por lo que cuestiona todo lo que lo rodea. Usa una razón y una lógica que no empleaba en la infancia”.

Ningún padre dejará de experimentarla en su hijo. Los autoritarios sentirán más el ímpetu de su conducta, subraya el experto, quien compara a este grupo de muchachos como un río caudaloso, de los cuales hay que aprovechar su fuerza y energía para lograr objetivos comunes.

3 tips efectivos

- Cambie su chip. Deje de verlo como niño, y mucho menos lo trate como tal. Debe tener claro que su hijo está creciendo y él merece su respeto. Incluya el amor y consideración en cada momento de la relación.

- Fomente el diálogo, pero sin imponerse. Esfuércese porque sus conversaciones sean más emocionales y que su hijo note que usted siente empatía y comprende el período que está atravesando.

- Busque acuerdos en permisos, amistades, enamoramientos, etc. No desgaste la comunicación: si hoy no se pudo llegar a un convenio, siga intentándolo hasta que ambos se sientan ganadores.

Errores

- No lo compare con otros adolescentes, ni lo trate como mal hijo.

- Tampoco imponga disciplinas irracionales.

- Jamás llegue a la agresión física, esta agranda las distancias entre ustedes.

- Nunca le diga: “No sé qué hacer contigo”. Esto lo desautoriza delante de él. Si se da el caso, busque ayuda profesional.