No sabes quien soy yo

En 1984 un hombre corpulento se acercaba a su vehículo, cuando observó que un policía de tránsito anotaba el número de su placa y expedía una multa por estacionamiento en un lugar prohibido. Cuando el hombre se acercó, el policía -luego relataría el multado-, de manera muy cortés le explicó que no podía estacionarse ahí, le extendió el papel diciéndole: “señor presidente, puede cancelar la multa en una ventanilla del Banco Central”. El conductor era Luis Alberto Monge, en ese instante presidente de Costa Rica, quien venía de una sesión de trabajo en el Banco Central. No tenía chofer ni tenía escoltas, pero el policía al verlo sabía de quién se trataba. No importó quién era, el funcionario cumplía su deber, y en una sociedad como la tica habría sido impensado un desaguisado ‘¡no sabes con quién te estás metiendo!’.

Las redes sociales dan cuenta de agentes de tránsito maltratados, empleados privados abusados, mujeres denigradas por su indefensión, entre otras perlas sociales. La pregunta es por qué. Algunas instituciones han contribuido un poco: ¿acaso al ver a un grupo de vigilantes en alguna carretera no empezamos a pensar cómo nos van a atracar?

Transportistas pesados “entregando algo debajo de la licencia”, bandas integradas por policías en servicio activo, militares vendiendo armas a la guerrilla, una base aérea con un camión con drogas adentro. La imagen de la autoridad. No ayuda el lenguaje de la prepotencia de ciertos políticos que están llamados a ser referentes, reventando a palabras a todos, y el de ciertos periodistas, haciendo pedazos con sus juicios de valor, sin ofrecer información que es su tarea primordial. A todo ello sumémosle un poquito del condimento étnico, porque aunque todos sabemos que tenemos de inga y de mandinga, tratamos de esconder la mancha mongólica con la actitud arrogante de “no sabes quién soy yo”.

Vamos pensando en la responsabilidad de cada uno de nosotros, no dejando que el entorno nos haga creer que la meta es subir al piso más alto, sino sostener la estructura, porque si no lo hacemos se nos viene abajo todo. Empecemos en la cuna.