recordemos a la madre naturaleza, cuyas leyes siendo absolutas, son inamovibles y no toleran interpretación o modificación alguna.
Los humanos, de acuerdo a la clasificación taxonómica de las especies, pertenecen a la clase de los mamíferos; es decir, somos un grupo de personas con mamas (mamma) que las portamos (ferre) y que sirven a las hembras para la alimentación de sus crías.
Fenotípicamente, de acuerdo a nuestra anatomía tenemos únicamente dos opciones: ser machos o hembras y analizados los sexos integralmente, observamos que somos en realidad la suma de cuatro sub-sexos, que armónicamente integrados dan origen a un hombre o a una mujer.
El primer sub-sexo es el genético, que tiene relación con el número de cromosomas de la especie, de donde, quien sea 46 XX será una mujer y aquel cuya fórmula sea 46 XY será un hombre; luego viene el sub-sexo gonadal, que categoriza a las personas de acuerdo al número y funcionalidad de sus gónadas, de suerte que quien posea 2 ovarios o cuando menos uno funcionante, será una mujer y quien cuente con dos testículos o por lo menos uno de ellos funcionante, será un hombre.
Tenemos luego el sub-sexo endócrino. Toda persona, para ser considerada hombre o mujer, debe tener todas sus glándulas endócrinas funcionando normalmente; una persona 46 XY con una glándula feminizante, desarrollará senos, se le ensancharán las caderas y su voz tendrá un tono fino y agudo, por lo que adoptará una apariencia ambigua; por otra parte, un ser XX con hiperplasia suprarrenal, desarrollará barba y bigote (la mujer barbuda del circo) y será una persona sexualmente dismorfogénica.
Finalmente, el sub-sexo genérico o ambiental se refiere al comportamiento social de la persona, es decir, será una mujer quien se comporte como tal y se sienta atraída por el sexo masculino y un hombre, aquel que actúe masculinamente y sea atraído por alguien del sexo femenino.
Lo ya citado y avalado por S. Armendares; B. Houssay; G. Mendel y todos los tratadistas médicos, ratifica categóricamente que en la especie humana no existen ni existirán jamás géneros.
Y sigo andando...