
¿Más seguros en el bus? Tecnología vigila al Trole y la Ecovía en Quito
Una sala de control interinstitucional se encarga de la labor de vigilancia en la urbe. Las cámaras han generado cambios
Las pantallas parpadean con mapas en constante movimiento, los puntos de los vehículos avanzan como piezas de ajedrez en un tablero digital. En la sala de control del transporte municipal de Quito, el aire vibra con la comunicación ininterrumpida de operadores atentos, sus miradas recorren monitores, radios y teléfonos. En un rincón, un técnico analiza el flujo de pasajeros en tiempo real, mientras otro revisa alertas de seguridad con imágenes captadas por cámaras estratégicamente ubicadas dentro de los buses. Desde aquí, se decide el destino de cada unidad.
El coordinador del centro de control, Andrés Valencia, explica que el monitoreo comienza desde temprano y se mantiene hasta el cierre de operaciones. “El centro de control opera desde las 4 de la mañana hasta las once y media de la noche, de lunes a viernes, y los sábados, domingos y feriados desde las 5 de la mañana hasta las diez de la noche”, señala. Estos horarios coinciden con la preparación de las unidades en los talleres y terminales, el ingreso de los conductores y la asignación de rutas, hasta el cierre del servicio cuando los vehículos regresan a las instalaciones para mantenimiento.
Una de las principales funciones del centro de control es el monitoreo en tiempo real de las unidades a través de sistemas de GPS y cámaras. “Vemos si están atrasados, si hay que enviar más unidades o cuál es su ubicación”, indica Valencia.
Un giro hacia el futuro
El pasado 31 de marzo, las nuevas unidades del sistema Trolebús empezaron a circular en la capital. Estas, agrega el experto, han representado un cambio considerable al proceso de control. ¿Por qué? Por su sistema de cámaras. Doce de ellas monitorean el interior del bus, permitiendo observar el comportamiento del conductor y de los pasajeros, mientras que ocho están posicionadas en el exterior para mejorar la visibilidad y prevenir accidentes.
La tecnología aplicada en estos dispositivos permite detectar señales de cansancio, distracción o uso indebido del celular por parte de los conductores, aspectos clave para reducir incidentes en la vía y optimizar la calidad del servicio. También, añade Valencia, han reducido el índice de delitos en el Trole.
”El sistema de cámaras ayuda primero a disuadir, porque la gente ya ve que está monitoreada”, dice. Un ejemplo de ello, asegura, fue el vandalismo que sufrieron las nuevas unidades a mediados de abril. “Este tipo de supervisión ha permitido no solo detectar a los responsables, sino también enviar un mensaje claro a la ciudadanía sobre la importancia del cuidado del transporte público. La presencia de cámaras ha demostrado ser un mecanismo eficaz para la prevención de incidentes”, afirma.

Otro aspecto clave es la coordinación de la sala con los agentes municipales de control y con la Policía Nacional, que tienen sus propios espacios en el sitio. “Cuando nos llegan alertas sobre robos, agresión a infraestructuras, riñas, choques, entre otros, se coordina con los agentes de seguridad y la policía para actuar de inmediato”, destaca el funcionario.
Y si bien la sala representa un avance significativo para el transporte de la urbe, el 2025 llegó con un reto que aún se concreta: la integración del sistema de transporte. El primero paso será la implementación de cámaras, que pasará de las 303 que se manejan en la actualidad, a 1.400.
En camino a la integración del transporte
Dos grandes desafíos están en proceso, señala el Cabildo. Por un lado, el análisis de uso y permanencia de las rutas y vigentes, y la integración del transporte de la urbe, que incluye a los sistemas municipales y privados.
“Hay sectores que han crecido y requieren más rutas o unidades, y otros donde se deben reprogramar los intervalos de los buses”, indica Valencia. Este análisis se realiza en conjunto con la Secretaría de Movilidad y otras entidades municipales.