Quito

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Personas de la tercera edad en una feria de emprendimientos en la hacienda San José, en el centro de Experiencia del Adulto Mayor Los Chillos.Gustavo Guamán

Reencuentros llenos de algarabía y optimismo

Adultos mayores retomaron actividades presenciales.  Por la pandemia de la COVID-19 no se reunían y ahora lo vuelven a hacer para varias tareas.

“Han sido dos años muy duros”. Luego de 24 meses, varias personas de la tercera edad que forman parte del Proyecto de Atención a personas adultas mayores del Patronato Municipal San José volvieron a reencontrarse en los talleres de forma presencial.

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Al ser un grupo de alta vulnerabilidad sus actividades de gastronomía, música, bailoterapia, fisioterapia, emprendimientos, entre otras, estaban restringidas. Hoy, la felicidad de encontrarse con quienes consideran su otra familia es inigualable.

“Hace años estaba deprimida e intentaba acabar con mi vida. Encontré este grupo que son personas que pasan igual o peor que yo y donde nos complementamos, nos desahogamos, porque con la familia no hay cómo hacer eso”, comenta doña Teresa de la Torre, de 75 años. Quien agrega que desde el confinamiento no se sentía paz, tranquilidad y seguridad que le genera al estar reunida con su grupo amigos seniles.

Han sido dos años muy duros de estar encerradas en la casa, pero ahora ya estamos aquí para ir olvidando de a poco todo lo malo. Estoy muy feliz de volver a estar con mis amigas.

Lupe Bastidas.

Este proyecto municipal ofrece 25 tipos de talleres recreativos, artísticos y productivos para personas de la tercera edad en 504 puntos denominados ‘60 y PiQuito’ y eso es una puerta de escape para las personas que por razón de edad ya no pueden trabajar y no se quieren ver obligadas a pasar encerradas en sus casas, como lo manifiesta don Jorge Endara, de 70 años de edad. “La pandemia ha sido desagradable para todo el grupo. En el momento que se reabrió el programa nos volvimos a fortalecer, porque tenemos técnicos que nos ayudan para que tengamos un mejor estilo de vida”, explica don Jorge. Él sufre de problemas de salud en sus articulaciones y participa en los talleres de bailoterapia.

Hay quienes ya no volvieron. Diana Ramírez, del Patronato San José, cuenta que la pandemia se llevó a algunos de los integrantes de los talleres, razón por la cual brindan ayudas psicológicas a quienes han tenido la dicha de volver al programa. “Reciben terapias grupales para sobrellevar no solo las pérdidas de sus compañeros, sino lo que ha dejado la pandemia hasta ahora.

Para el psicólogo Jean Carlos Martínez, a una edad muy mayor en las personas surge la necesidad de socializar con personas de la misma edad, que tengan los mismos problemas y las mismas dolencias. “Es propio de las personas ancianas llegar a tener ansiedad si dejan de hacer algo que les gusta. La COVID-19 obligó a que muchos viejitos ya no puedan salir y ya es hora de que se vuelvan a reencontrar y disfrutar de la vida desde otros espacios”, comenta.