Quito

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En el sector de la Jipijapa los vecinos denuncian que circulan motos sin placas dejando panfletos.Foto: Ángelo Chamba

Las extorsiones en negocios de Quito se sufren en silencio

Pese a la reducción en la cifra de denuncias, el temor de los comerciantes no merma. Hay temor de acudir a las autoridades

David, un profesional de la salud, tuvo que cerrar su consultorio y cambiar su número de teléfono tras convertirse en blanco de extorsionadores. Hace un año abrió su consultorio médico, pero la publicidad no solo atrajo a pacientes, sino también a delincuentes.

Todo comenzó con mensajes sospechosos solicitando citas médicas. “Las preguntas que me hacían parecían más un intento de rastrear mis movimientos que de solicitar atención”, relata. Al bloquear los números, las amenazas escalaron a llamadas insistentes e intimidantes. Desde las cámaras de seguridad observó a desconocidos merodeando por el consultorio, hasta que recibió un mensaje amenazante que lo llevó a tomar la drástica decisión de cerrar su negocio y reforzar su seguridad.

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El caso de David no es aislado. La delincuencia organizada ha extendido sus tentáculos por toda la ciudad. Datos de la Fiscalía revelan que sectores como Calderón, Carcelén, Jipijapa, Tumbaco, Iñaquito, Solanda y Puengasí han registrado múltiples casos de extorsión e incluso secuestros extorsivos.

Este diario realizó un recorrido por Jipijapa, en el norte de la ciudad, donde los vecinos evitan hablar por temor. Reconocen que entre 2023 y 2024 la extorsión fue frecuente, y aunque en lo que va de 2025 los casos han disminuido, el miedo persiste.

Franklin Cuchaisela, propietario de un restaurante del sector, señala que es común ver motocicletas sin placas y escuchar sobre robos de vehículos. También menciona que algunos locales comerciales de la calle Tomás de Berlanga han sido víctimas de extorsión y que en la zona han aparecido papeles con números telefónicos ofreciendo préstamos de dinero, una táctica común de los delincuentes.

Otro vecino confirma que Jipijapa se convirtió en una zona insegura en 2023 y 2024, cuando las extorsiones alcanzaron su punto más alto. No obstante, tras la intervención del Gobierno y la declaración de guerra contra las bandas criminales, estos casos han disminuido, aunque los patrullajes siguen siendo esporádicos.

Según la Fiscalía, en 2024 se registraron 64 denuncias de extorsión en este sector, mientras que entre enero y febrero de 2025 ya suman ocho. En Carcelén, en los últimos dos meses, se han reportado cinco casos. No obstante, Samuel Lema, presidente del barrio, destaca que los comerciantes de la calle Alejandro Ponce Borja lograron frenar la extorsión organizándose con alarmas y cámaras de seguridad. “Cuando suena la sirena, los vecinos salen con palos. No hemos permitido que la delincuencia se apodere del barrio”, señala. A pesar de estos esfuerzos, en zonas aledañas continúan los casos de extorsión y violencia.

Una comerciante de Carcelén cuenta que una pareja dueña de un local fue obligada a pagar a los extorsionadores hasta que, bajo presión, decidieron abandonar su negocio y mudarse. Desde entonces, los vecinos han reforzado sus medidas de seguridad para evitar más casos.

Historias como estas se repiten en toda la ciudad, y muchas víctimas prefieren no denunciar por temor a represalias. Según la Fiscalía, 2023 fue el año con mayor número de extorsiones, registrándose 3.294 denuncias. En 2024 la cifra descendió a 2.725, y en lo que va de 2025 se contabilizan 280 casos.

Delitos más violentos

El coronel Mario Pazmiño, director para América Latina de Security College, señala que, aunque las extorsiones han disminuido, han dado paso a delitos más violentos como secuestros extorsivos y ajustes de cuentas, lo que está agravando la crisis de seguridad en la capital.

Pazmiño explica que este incremento de la violencia se debe a la migración de grupos delictivos desde el Litoral ecuatoriano, donde la presión de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional los ha acorralado. En su búsqueda de nuevos territorios, han encontrado en Quito un lugar propicio para establecerse, ya que muchos ciudadanos aún no implementan medidas de autoprotección. “Las ciudades grandes se convierten en objetivos rentables para la delincuencia”, advierte.

Extorsiones Quito
En Carcelén los vecinos se organizaron para frenar las vacunas y actos delictivos que se tomaron la zona.Foto: cortesía

Tres organizaciones delictivas operan en distintos sectores del Distrito Metropolitano de Quito: Los Tiguerones, Los Lobos y Los Choneros. Cada una ha tomado el control de determinadas zonas, generando enfrentamientos similares a los de Guayaquil.

El experto explica que estas bandas no solo trafican drogas, sino que diversifican sus ingresos con actividades como extorsión y secuestro, delitos que les proporcionan grandes sumas de dinero para expandir sus operaciones.

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Los habitantes no solo temen hablar, sino también denunciar estos hechos. Darío Lema, residente del sector de Puengasí, explica que a partir de las 18:00 las calles quedan desoladas y los negocios cierran sus puertas. Señala que varios vecinos prefieren no denunciar por miedo a represalias y, en su lugar, optan por cerrar sus negocios o incluso mudarse para evitar trámites engorrosos y posibles riesgos.

Ante esta situación, el especialista enfatizó la importancia de que la ciudadanía adopte medidas de autoprotección, ya que el Estado no cuenta con la capacidad suficiente para garantizar la seguridad en toda la ciudad.

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