Quito

La calidad del agua está en duda por derrame de diésel

Ciudadanos reportan agua con ‘olor y sabor’ a diésel. La empresa Agua de Quito ha ejecutado 12 pruebas y dice que no hay presencia del combustible

Agua de Quito, en duda
Preocupación. Los moradores del barrio La Cruz de Puembo tienen inquietudes sobre la calidad del agua.Ángelo Chamba

El Municipio de Quito levantó la alerta sobre una posible contaminación del agua de la urbe con combustible. Sin embargo, eso no dejó tranquilos a los ciudadanos, que continúan preocupados.

  • En contexto: El suministro de agua de la capital genera sospechas a raíz del accidente del pasado sábado. Un tanquero se volcó con 10.000 galones de diésel en el kilómetro 27 de la vía Pifo-Papallacta. Las tareas de remediación lograron recuperar 8.000 galones, el resto afectó la captación cercana.

La captación afectada forma parte del Sistema Papallacta, el más grande de Quito, que procesa entre 2.700 y 3.000 litros de agua por segundo y alimenta desde la avenida Colón hasta Calderón en el norte, y desde Pifo hasta Guayllabamba en las parroquias del nororiente.

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En el barrio La Cruz, de Puembo, el líquido “huele a combustible”, dijo Gabriela Becerra, moradora del sector. Ella confió en el anuncio del Municipio y preparó arroz , pero este “olía y sabía feo, por lo que nos tocó botar la olla entera”.

Según César Silva, presidente del barrio, la familia de Becerra no es la única afectada. Al chat comunitario se reportaron al menos 50 familias con la misma novedad. “Yo me tomé un poco y luego estuve con dolor de estómago”, agregó el dirigente, apenado.

Usuarios en las redes sociales también reportaron historias parecidas. “¿Cómo puede ser óptima para el consumo cuando tiene un fuerte olor a combustible?”, preguntó la internauta Jenny Ávila en Twitter. Las denuncias van desde las avenidas Gaspar de Villarroel y Eloy Alfaro y la zona del Quito Tenis hacia el norte, en barrios como El Inca, Kennedy, Carapungo, Calderón, entre otros.

En varios centros de abastos del norte de Quito, las perchas de botellones con agua quedaron vacías poco después de que la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado (Epmaps) les solicitó a los quiteños que no consumieran el líquido de los grifos.

Unas horas más tarde, la alerta se retiró y los ciudadanos quedaron confundidos. “Yo no podía creer que en tan poco tiempo ya sepan que el agua de casi toda la ciudad esté limpia”, puntualizó Silva.

Según el experto en gestión de riesgos Cristhian Valverde, las pruebas debieron hacerse durante más días para estar seguros de la pureza del líquido vital. “Un derrame de combustible no se evalúa en tan poco tiempo”, enfatizó.

El profesional aseguró que una mínima cantidad de hidrocarburos puede contaminar miles de litros de agua. Además, que no es necesario que sepa o huela a diésel para no ser apta para el consumo humano.

Para Valverde, la respuesta no fue inmediata y el manejo de la información tampoco. “No debieron levantar la alerta hasta realizar varias pruebas”.

No obstante, la Epmaps afirmó que ha recolectado pruebas en los distintos puntos del recorrido del agua y todas han dado negativo a la presencia del hidrocarburo. Las pruebas se han realizado en la planta de Paluguillo, Bellavista, en las áreas de captación y en las redes de distribución (barrios).

El gerente de Operaciones de la empresa, Luis Collaguazo, manifestó que continuarán “haciendo análisis de agua en los lugares donde se reporten denuncias”. Además, informaron a este Diario que los técnicos se acercarán a Puembo para evaluar las condiciones del agua.

Por su parte, el presidente del Colegio de Médicos de Pichincha, Víctor Álvarez, explicó que la afectación a la salud por la ingesta de agua contaminada con diésel depende de la cantidad que llegue al organismo. Si es mínima, se puede dar una inflamación en la mucosa del aparato digestivo. “El paciente puede presentar diarrea”. Esto se debe a que el hidrocarburo tiene una acción irritante.

No obstante, cuando la concentración de diésel es alta, produce quemaduras en el intestino y otros problemas gástricos a largo plazo, como una mala absorción de nutrientes.