
Jóvenes de Santa Elena rindieron tributo a San Biritute
La comuna de Sacachún en la provincia de Santa Elena celebró 14 años del retorno de su monolito.
En medio de cánticos, danzas folclóricas y rituales ancestrales, la comuna Sacachún, ubicada al sur de la provincia de Santa Elena, conmemoró el décimo cuarto aniversario del retorno del monolito San Biritute, una de las figuras más emblemáticas de la cultura ancestral peninsular.
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La celebración, marcada por un profundo sentido espiritual, reunió a cientos de personas que llegaron desde diferentes rincones del país para participar en esta jornada, considerada un símbolo de identidad y resistencia cultural. Este año, los protagonistas del homenaje fueron los jóvenes comuneros, quienes tomaron la posta para liderar el tradicional tributo.
San Biritute es conocido popularmente como el “Dios de la Fertilidad”. La pieza, tallada en piedra y de forma fálica, tiene orígenes que se remontan a culturas prehispánicas de la península de Santa Elena.
Durante décadas, estuvo lejos de Sacachún, hasta que en 2011 regresó a la tierra donde fue hallado, después de permanecer 52 años en el museo de la ciudad de Guayaquil. Su retorno fue celebrado con mucho regocijo en toda la provincia de Santa Elena.
“Este monolito no es un ídolo pagano. Es parte de nuestra historia y de la conexión con la naturaleza. Agradecemos a la madre tierra, al sol y al agua, tal como lo hacían nuestros ancestros”, explicó Gisella González, gestora cultural y habitante de la comuna.
El homenaje incluyó rituales de purificación, entrega de ofrendas, danzas tradicionales y presentaciones de bandas de pueblo. La ceremonia, cargada de simbolismo, se realizó en el espacio donde se erige San Biritute, una pequeña plaza rodeada de vegetación nativa.
Los comuneros relataron que en tiempos antiguos existía la creencia de que las mujeres que no podían concebir hijos acudían a este lugar para tocar el miembro viril de la escultura y así conseguir fertilidad. Hoy, más allá del mito, la imagen se ha convertido en un ícono cultural que atrae a investigadores, turistas y curiosos.
El evento no solo es una expresión cultural, también se ha transformado en un motor económico. Emprendedores locales aprovecharon la ocasión para ofrecer productos y servicios: artesanías, bebidas tradicionales y platos típicos. El seco de chivo, preparado con recetas heredadas por generaciones, fue el más demandado.
“Antes del retorno del monolito, Sacachún estaba a punto de desaparecer. Solo quedaban unos pocos adultos mayores. Hoy, gracias al rescate cultural, somos 65 familias, tenemos niños, jóvenes y la escuela volvió a abrir”, comentó Jarry Lainez, habitante de la comuna.
Un renacer para Sacachún
El retorno de San Biritute ha significado un renacer para la comunidad. Proyectos culturales, ferias y rutas turísticas se han articulado en torno a esta figura, fortaleciendo la identidad peninsular y devolviendo la esperanza a un pueblo que se negaba a desaparecer.
“Sacachún ahora es sinónimo de vida, de cultura y de lucha por las raíces”, expresó Félix Lavayen, director de la Casa de la Cultura en la península mientras sonaban los tambores en medio de la ceremonia, que concluyó con una promesa: mantener viva la tradición y transmitirla a las nuevas generaciones.
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