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TUNGURAHUA. EN PELILEO CELEBRARON SUS COSTUMBRES Y RACIES ANCESTRALES. AG-EXTERNOYADIRA ILLESCAS

Desfilar la identidad, una tradición arraigada en los pueblos de Tungurahua

Los pueblos de San Fernando, Benítez y Pelileo festejan sus aniversarios en este mes de julio

En la provincia de Tungurahua, las celebraciones comunitarias no son meras fechas en el calendario. Son rituales sociales y culturales donde los pueblos de raíces indígenas se encuentran consigo mismos y a través de los cuales pueden mostrarle a turistas locales y extranjeros su vestimenta, bailes, costumbres e identidad.

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Por ejemplo, en San Fernando, Benítez y Pelileo, tres pueblos de esa provincia de la serranía ecuatoriana, la tradición no es solo un recuerdo, es una fuerza que camina, canta y danza por las calles de sus barrios.

San Fernando

San Fernando, localidad que cumplió sus 84 años de fundación recientemente, rodeado de montañas y custodiado por el trabajo de su gente, es un ejemplo vivo de la conexión entre el presente y las raíces. Durante la celebración, la parroquia se llenó de flores, trajes típicos, música de viento y una comunidad unida que celebra lo que es y lo que ha sido.

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Nosotros no necesitamos recordar la historia leyendo libros, la vivimos todos los años en las calles, cuando salimos a bailar; y cuando los niños preguntan por qué usamos estas ropas y por qué tocamos estos instrumentos”, cuenta con orgullo doña Carmen Morales, quien ha participado en los desfiles desde hace más de 30 años.

La viceprefecta de Tungurahua, Vanessa Lozada, acompañó a la comunidad en el recorrido multicolor, pero más que un discurso, su presencia fue símbolo del respeto institucional hacia las manifestaciones culturales que construyen territorio.

Benítez

Por otro lado, en el pueblo de Benítez, el alma campesina aún se respira en el aire. Sus habitantes siguen sembrando como lo hacían sus abuelos, pese a las actualizaciones de herramientas; y honran así a la tierra con gratitud y ritualidad. En su desfile, no faltaron los arados, las canastas de maíz, las mujeres con trenzas y los hombres con ponchos que simbolizan la fuerza de la comunidad y el hecho de que mantienen vivas sus costumbres de antaño, desde el deber en casa hasta el trabajo en la tierra.

“Todo esto no es solo por orgullo, es por respeto. Esta tierra nos ha dado todo, y nosotros la cuidamos como nos enseñaron nuestros mayores”, dice Miguel Chicaiza, agricultor que también desfiló durante el aniversario. Benítez en cambio celebró 156 años de ser parroquia.

Pelileo

Pelileo, por su parte, es una ciudad dinámica, cuna del jean, de la resiliencia y del trabajo incansable. Pero bajo sus fábricas y talleres aún palpita la esencia de un pueblo con profunda identidad, que mantiene sus tradiciones y sus vestimentas.

Karina Guamán, joven textilera, explica mientras acomoda una faja tradicional: “Aquí se produce ropa para todo el país, pero también tejemos memoria. Este desfile es un bordado de lo que somos y de lo que hemos sido”, menciona la emprendedora con mucho orgullo. Pelileo celebró 165 años de historia.

Las comparsas recorrieron las calles con danzas, música y escenas de la historia local. Pues, cada pelileño, como sus vecinos de Benítez y San Fernando, ya sea comerciante, artesano o estudiante, sabe que formar parte del desfile es una manera de honrar sus orígenes y de resaltar su riqueza cultural, en este mes de julio cuando cumplen un año más de parroquialización.

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