Océanos: prioridad de inversión

No hay exageración al recalcar la urgencia con que se debe encarar este desafío.

Los océanos de la Tierra enfrentan muchas amenazas; ninguna tiene soluciones rápidas, pero con una coalición de socios suficientemente amplia, podemos lograr que se comience a actuar en varios frentes. Una amplia gama de actividades humanas han degradado los océanos durante años. Al aumentar la absorción de dióxido de carbono, el calentamiento global está acidificando los océanos y reduciendo los niveles de oxígeno, lo que daña o mata plantas marinas, animales y otros organismos. Y a medida que se derriten las capas de hielo, el aumento del nivel del mar pone cada vez en mayor riesgo a cientos de millones de personas en las zonas costeras. 

Debido a la carencia de plantas modernas de tratamiento en muchas ciudades, en especial en África y Asia, las aguas residuales se vierten en ríos y canales, y desembocan en los océanos, introduciendo grandes cantidades de partículas de plástico y toxinas. 

Las toneladas de basura arrojadas diariamente a las calles, jardines, ríos, playas y zonas costeras también terminan en los océanos. Muchos de estos productos contienen productos químicos peligrosos que son consumidos por los peces y luego por las personas, lo que lleva a una amplia gama de problemas de salud. Para solucionarlo será necesario cooperar a todos los niveles y se requerirá de nuevos recursos para reparar las costas erosionadas y prepararse para la elevación del nivel de los mares y el clima extremo. Debemos tomar medidas enérgicas contra la pesca ilegal, investigar y desarrollar un transporte marítimo bajo en carbono y una producción sostenible de pescados y mariscos. 

Además de diseñar con urgencia mejores métodos de recolección de plástico y formas de embalaje reutilizables, y un mejor tratamiento de las aguas residuales y gestión de aguas pluviales para mantener los plásticos y otros residuos fuera de las vías fluviales. Los océanos ofrecen un enorme potencial para mayor crecimiento, creación de empleo e innovación; son una fuente importante de energía renovable y recursos naturales. Su valor ambiental es enorme. Han absorbido entre 20 y 30 % de las emisiones de dióxido de carbono desde 1980. Producen más de la mitad del oxígeno del mundo y transportan calor desde el ecuador hasta los polos, regulando el clima. El BEI -Banco Europeo de Inversiones- va tras la consecución de actividades de desarrollo fuera de Europa y aboga por los océanos del mundo porque los desafíos de sostenibilidad son ecológicos y también económicos. Cuando una gran institución como el BEI se involucra en un problema, puede atraer capital privado que de otro modo no habría aparecido. Fomentar proyectos innovadores en la economía “azul” es una cuestión de mayor cantidad de dinero y también de levantar barreras a nuevos proyectos y reducir el riesgo de inversión. 

Tenemos que demostrar que las inversiones climáticas necesariamente no tienen que ser demasiado riesgosas, y promover más asociaciones público-privadas. Por eso el BEI está aumentando su asistencia técnica y servicios de asesoramiento para hacer que los proyectos de océanos limpios y sostenibles sean más atractivos para otros inversores. Ahora buscamos más socios. Necesitamos que líderes, gobiernos, empresas y otras instituciones tomen medidas audaces y necesarias para salvaguardar los océanos, limpiar los ríos y poner fin a la contaminación de estos ecosistemas vulnerables. 

No hay exageración al recalcar la urgencia con que se debe encarar este desafío. Deberíamos proteger los océanos como si nuestro futuro dependiera de ello, porque en verdad así es.