El turismo en Ecuador está muriendo

El país nunca será atractivo para los turistas si recorrerlo implica sentir temor a ser la próxima víctima de un accidente o de la delincuencia

Es lamentable tener que vivir en un país con atractivos turísticos y no poder disfrutar de ellos con total libertad en los días de asueto, pues las condiciones que se tienen se convierten cada vez más en un limitante para viajar y aprovechar cada feriado. Entre la violencia y el desastre de las carreteras, el turismo ecuatoriano muere lentamente y a merced de las autoridades que poco hacen para evitarlo. De nada sirve dilapidar dinero promocionando al país en el exterior si internamente no se garantiza lo mínimo: seguridad y confort para quien nos visita. Deberíamos dejar de ser fantasiosos y empezar a resolver lo urgente, rescatar una industria que con cada siniestro tiende a paraliza su dinámica y con ello la creación de empleos.

En este escenario, el Ministerio de Turismo debería reorientar su accionar destinando mayor presupuesto al control policial en aquellas zonas turísticas a donde ya casi nadie va, una tarea en la que también deberían embarcarse los gobiernos locales, con el apoyo de las autoridades de tránsito, pues el turismo interno tampoco se mueve porque trasladarse dentro de la ciudad o entre provincias implica pensar en cómo evitar ser presa de choques, robos o secuestros exprés. El país nunca será atractivo para los turistas si recorrerlo implica sentir temor de ser la próxima víctima de un accidente en carreteras o de la delincuencia.