El terrorismo aterriza en Quito
Ahora los quiteños tendrán que convivir con el poder de las mafias y su capacidad para aterrorizar a la población con atentados
Quito amaneció ayer con una realidad que le era desconocida pero que algunos intuían que llegaría tarde o temprano: el terrorismo. Dos coches bomba explotaron en zonas neurálgicas del centro norte de la ciudad. Ya no es la inseguridad de la delincuencia común que había empeorado en los últimos años el único tormento de los ciudadanos; ahora la posibilidad de ser víctimas de atentados aleatorios o al azar se convierte en un tema con el que van a tener que lidiar en el día a día. Este terror se convierte en un fenómeno que afecta al comercio, el turismo y a todas las actividades económicas que dinamizan la vida de una ciudad. La pesadilla de llegar a vivir como se vivía en las principales urbes de Colombia en los años 80 del siglo pasado ya se ha instalado en Quito.
El poder de las mafias y su capacidad para aterrorizar a la población con atentados, como se ha visto en otras ciudades del Ecuador como Guayaquil o Manta, es ahora un elemento con el que los quiteños tendrán que convivir. Es también un llamado para que el Estado despliegue todas sus capacidades para neutralizar el poder de estos grupos en la ciudad y para que la sociedad exija al sistema Judicial que tenga conciencia y actúe con honestidad, ya que varios de los detenidos por los atentados habían sido liberados por jueces inescrupulosos pocos días antes, lo cual es terriblemente preocupante.